Estudian herramientas para control selectivo del Zorro colorado en Santa Cruz

El Centro de Investigaciones de Puerto Deseado desarrolló un método y un cebo para aplicar con ejemplares de Lycalopex Culpaeus, que producen grandes pérdidas en establecimientos ganaderos de Santa Cruz, a causa de la matanza de corderos. Mientras tanto, los especialistas analizan diversos estudios que redundarán en la conservación de la especie, dado que en la actualidad el control se realiza con el uso no selectivo de veneno.

Desde hace casi dos décadas, un grupo de profesionales del Centro de Investigaciones de Puerto Deseado, dependiente de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral, lleva adelante distintos proyectos de investigación para conocer a fondo al zorro colorado (Lycalopex Culpaeus), una especie de cánido predominante en Santa Cruz, cuya población genera un importante impacto negativo en los establecimientos ganaderos.

Las investigaciones, llevadas a cabo en la línea “Mamíferos Terrestres” del Centro, se enfocan en el control selectivo del zorro, lo que llevó al grupo de trabajo, liderado por los doctores Alejandro Travaini y Sonia Zapata, a desarrollar en ese lapso de tiempo un sinfín de proyectos que confluyen en un objetivo común: la conservación de la especie.

Saber por dónde se mueve, qué come, cómo se reproduce, qué interacciones existen con otras especies y con otros carnívoros, la relación competitiva por el espacio, el alimento y el desarrollo de posibles métodos de control de las poblaciones son los temas que el grupo abordó con rigor científico y plasmó en diversas publicaciones.

Si bien gran parte de los esfuerzos estuvieron centrados en conocer la interacción entre el zorro colorado y el zorro gris (Lycalopex Griseus) –que ocupan áreas distintas en gran parte de América del sur, pero coexisten en el sur de la Patagonia–, el trabajo permitió profundizar el conocimiento acerca de la biología de estas especies, estudiar la oferta de micro mamíferos existente en el medio natural, que son su principal alimento, e incluso, monitorear ejemplares las 24 horas con collares GPS, en forma conjunta con la Estación Biológica de Doñana (España).

Control selectivo

Sonia Zapata, directora del Centro de Investigaciones de Puerto Deseado, explicó a Argentina Investiga que “el problema que existía cuando vinimos a Santa Cruz y que sigue existiendo, es que la forma en que se controla al zorro es a través del uso de veneno, pero no es un uso selectivo”.

“Al poner veneno en el campo muere un montón de fauna, entonces, apuntamos a desarrollar un método de control que sea selectivo para esta especie, que sea eficiente; que pueda ser preferido y aplicado por los productores ganaderos”, detalló Zapata, quien junto al equipo de trabajo desarrolló un cebo y un método para realizar el control selectivo que, hasta el momento, ha sido utilizado por particulares, pero no fue adoptado por las autoridades de aplicación.

Zapata explicó que la metodología consiste en un cebo hecho a base de carne, con un atrayente olfativo que se coloca en el medio de un círculo de arena – estación de cebado– en el que el animal deja su huella. “Esperamos que lo consuma. Al día siguiente volvemos a poner otro cebo, siempre sin veneno y así lo probamos tres días. Si durante los tres días las huellas fueron de un zorro colorado, es muy probable que al cuarto día vuelva y ahí es cuando se pondría el veneno”, precisó.

El método fue puesto a consideración de los productores y la comunidad de Puerto Deseado, a través de encuestas que lo colocaron como “bastante aceptable”, teniendo en cuenta que se trata de la muerte de un animal. “Hay que entender –señaló Zapata– que los productores pierden muchos corderos y que toda la información que recolectamos también nos ayuda a conservarlos porque podemos detectar, en algún momento dado, si hay más ejemplares o hay menos, y actuar en consecuencia”.

Objetivo ecológico

En la actualidad, el grupo dedicado al estudio de mamíferos terrestres –que también integran Diego Procopio, Romina Llanos (Conicet - Cenpat) y Sigrid Nielsen (Conicet)– está abocado a conocer el alimento disponible para los zorros en el medio natural, que son los micro mamíferos, y a estudiar cómo se mueven los zorros colorados y los zorros grises en el espacio físico.

“Esto lo hacemos en parques nacionales, utilizando collares GPS con información satelital y nos da idea en todo momento de por dónde se mueven. Podemos calcular el área de acción, si hay dos animales de la misma especie que superponen sus áreas y si la superponen con animales de otra especie, lo que nos ayuda a conocer más sobre la biología de estas especies”, señaló Zapata.

Si bien la predominancia del zorro colorado sobre el gris no está en discusión, el conocimiento generado por los investigadores permite saber de qué manera se da esta particular convivencia en la Provincia. “El zorro colorado es un animal muy grande, muy dominante; es el cánido más grande después de la Aguará Guazú. Y el gris es muy chiquito, pesa tres kilos. Pero no es su predador, sino que lo desplaza. En una área donde se mueve el zorro colorado, un zorro gris lo evita, porque si se encuentran es probable que lo mate”, comentó.

El trabajo del Centro de Investigaciones redunda en la conservación de la especie. “El objetivo en particular es ecológico, conocer más; pero esto va a ayudar, en algún momento en que haya que controlar a la especie, a saber cómo hacerlo”, expresó finalmente la investigadora.

Fuente: Leandro Cabezuelos
leacabezuelo@yahoo.com.ar
Mariana Cabezuelo- Leandro Cabezuelo
Departamento de Prensa
Universidad Nacional de la Patagonia Austral

http://argentinainvestiga.edu.ar

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