Desde la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora se desarrollaron técnicas para evaluar los cambios que el calor extremo genera en las vacas. De esta manera, se logró mitigar el impacto que las altas temperaturas tenían en el metabolismo de los animales. Aplicar estas estrategias permitirá mejorar la producción lechera del país.
Investigadores de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora desarrollaron técnicas para medir cómo el estrés calórico, generado por el cambio climático, repercute en el ganado vacuno modificando, entre otros factores, la expresión génica de los animales. El estudio apunta a desarrollar diferentes estrategias de mitigación que pueden ponerse en marcha a la hora de cuidar al ganado lechero, teniendo en cuenta los diferentes momentos de la vida del animal.
Las estrategias de mitigación son aquellas que permiten crear o acondicionar el ambiente donde las vacas realizan su rutina de ordeñe. Las estrategias se dividen en dos: por un lado, se maneja el ambiente, usando sombras, ventilación, y tiempos en la rutina alimentaria. Por el otro, se vigila la dieta, lo cual afecta parte del calor producido por cada animal. De esta manera puede controlarse su temperatura corporal.
El objetivo detrás de estas estrategias es desarrollar los ambientes necesarios para que el animal no sufra del calor o estrés calórico, en especial en verano. Este problema repercute directamente en la producción láctea del país. El investigador Alejandro Palladino indicó a Argentina Investiga: “En situaciones de calor extremo uno puede perder entre el 20 y el 25 % de la producción láctea anual, y así generar un déficit de 50 millones de pesos, solamente en la zona comprendida por la cuenca central de Santa Fe y el norte de Córdoba”.
Además de generar problemas en la producción láctea, el estrés calórico trae aparejados otros inconvenientes igual de graves porque, si la situación se mantiene en el tiempo, termina jugando un papel desfavorable no sólo en el metabolismo, sino también en la salud del animal. En esa área, la Facultad de Ciencias Agrarias está a la vanguardia en el país. Palladino agrega: “Empezamos a estudiar cómo las diferentes situaciones de estrés repercuten en la expresión de genes relacionados con el estrés y el sistema inmune de los animales, es decir, cómo el calor afecta las funciones metabólicas y provoca mayores cantidades de insulina (lo cual reduce la producción de leche) y la pérdida de la grasa corporal en casos extremos”.
Para contrarrestar los problemas que el calor conlleva se toman medidas desde que las vacas empiezan la época de la lactancia, donde es fundamental la presencia de sombra para los animales durante las horas de calor. En el momento del ordeñe, la elección predilecta es la aspersión y la ventilación, las cuales permiten aumentar hasta cinco litros de leche por cabeza de ganado.
Esto significa que con las correctas medidas de mitigación, el ganado vacuno es capaz de cambiar su metabolismo y estar predispuesto a generar un 15 % más de leche en promedio por cabeza. Por último, a la hora de preñar al animal, todos estos beneficios ayudan a generar crías sanas, tanto desde el punto de vista físico como desde el genético, el cual no se ve forzado por el calor.
Para finalizar, debe enfatizarse la importancia de crear opciones para poder adelantarse a los cambios climáticos que dan como resultado dichas situaciones. Las opciones, como la creación de tambos experimentales permiten generar investigaciones de precisión sobre la relación entre la ganadería y el aumento de la temperatura. De esta manera, podría averiguarse puntualmente cuál es el grado de estrés que el ganado argentino puede aguantar, además de crear lugares cerrados, con climas totalmente controlados donde poder maximizar la producción láctea a nivel nacional.
Los investigadores concluyen que es urgente poner estas propuestas en marcha ya que, de esta forma, existe un mayor margen de acción para prepararse de cara al futuro. La clave es apuntar a las medidas de mitigación, sobre todo al momento de la lactancia del ternero donde se forma su sistema inmune, sabiendo que si el ganado no es debidamente cuidado pueden generarse vacas con menor capacidad genética para la producción de leche o carne, lo cual puede ser un problema a futuro en el país.
Noelí Cristti / Julián López
unlzinvestiga@gmail.com
Área de Prensa
Universidad Nacional de Lomas de Zamora
Fuente: http://argentinainvestiga.edu.ar
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