Un grupo de productores de Zapala, junto con profesionales del INTA, desarrollaron una guía con pautas de manejo de los perros que protegen al ganado del ataque de depredadores, como los pumas, zorros y perros salvajes. ¿Es un punto de partida para la coexistencia de la fauna con la ganadería? TAGS: Ganado. Producción agropecuaria. Perros protectores de ganado. Fauna. Ganadería. INTA
Hace unos días les compartimos la enorme historia de la Cooperativa Agropecuaria de Pequeños Productores de la zona centro de Neuquén, les contamos cómo unas 300 familias habían forjado la vida participativa de miles de productores, trabajando programas de calidad desde sus inicios y exportando fibra Mohair al mundo. Hoy volvemos a Zapala para contarles que esos mismos productores - junto con especialistas del INTA, del gobierno provincial y de Wildlife Conservation Society (WCS) Argentina- elaboraron una guía para la cría de perros protectores del ganado. La “Guía de recomendaciones para la cría de perros protectores de ganado” reúne las principales pautas de manejo de los perros que protegen al ganado del ataque de depredadores como el puma, el zorro colorado y los perros asilvestrados. Estos son los tres principales riesgos para las ovejas y cabras de las familias ganaderas en la Norpatagonia. En este contexto, los productores comenzaron a buscar soluciones y, desde hace más de una década, incorporaron perros protectores de raza para evitar los ataques. Los resultados de este manejo son contundentes: cuando los perros protectores son incorporados de forma apropiada, logran reducir hasta un 95% la muerte de animales por depredación. Los perros protectores están distribuidos en los departamentos de Aluminé, Añelo, Huiliches, Lácar, Pehuenches, Chos Malal y Minas. Foto: gentileza subsecretaría de Producción. Fabián Espinosa es productor criancero de cabras y ovejas en Aguada de Sala en la zona centro de Zapala y realiza la veranada de sus animales en la zona de Peñaloza detrás del cordón montañoso de la precordillera conocida como el Chachil. En esa zona, los zorros colorados y pumas amenazaban permanentemente a sus animales. En los campos de invernada, durante las pariciones, los perros cimarrones y los zorros grises, eran una preocupación permanente. “Tuvimos pérdidas importantes de hasta 20 chivos por temporada. Durante las pariciones, los zorros llegaron a matarnos 20 animales. Ahora la cosa cambió, desde que tenemos a Alba – su perra protectora– no hemos tenido pérdidas y la situación mejoró un montón”, contó Espinosa. El proceso de impronta del perro fue fundamental para que Fabián y su familia lograran un buen manejo del perro protector y alcanzaran los resultados esperados. “En un principio me costó porque la perra era muy cercana a la gente, pero después de trabajar mucho con ella y limitar el contacto, logré que se quede todo el tiempo con los animales que salga por la mañana al campo con las chivas, regrese a tomar agua o a alimentarse y vuelva a dormir con los animales”, señaló el productor. Para que el perro protector cumpla con su tarea es indispensable realizar el proceso de “impronta” que implica criarlo apropiadamente, respetando estrictamente el tiempo de familiarización del perro y el ganado durante los primeros meses de vida. Además, es muy importante el periodo de adaptación del perro al trabajo a campo y el compromiso de toda la familia criancera, para lograr que el perro alcance su madurez sin problemas de comportamiento. De acuerdo con Abel Martínez, profesional del INTA Zapala, la impronta es una etapa fundamental donde los cachorros forman los lazos con su grupo familiar, que en este caso serían ovejas o chivas. Comienza con el nacimiento del cachorro y se extiende hasta los 3 a 4 meses de vida. “No es un adiestramiento porque no se le enseña al cachorro a seguir órdenes, sino que se busca que el perro sea independiente y simplemente se estimula la formación de vínculos entre el perro y las chivas u ovejas, para que él las considere parte de su “familia” y las defienda frente al ataque de depredadores”, explicó Martínez. Además del resultado productivo, esta práctica promueve la coexistencia entre la ganadería y la fauna nativa. De acuerdo con Pablo Gáspero, profesional del INTA Bariloche, los perros protectores son una alternativa de manejo de la depredación amigable con la biodiversidad, porque evita el uso de cebos tóxicos y trampas, que puedan poner en riesgo a la fauna nativa, a los perros protectores y a las personas que conviven en ese territorio. Desde el año 2013 el INTA Bariloche comenzó con las experiencias de cría de perros protectores de ganado de las razas Maremmano y Montaña de Pirineo, para adaptar esta práctica a las particularidades de la ganadería patagónica. Allá por 2017, la Cooperativa Agropecuaria de Pequeños Productores de la zona Centro de Neuquén, con el acompañamiento del INTA, la provincia, la WCS, instalaron un criadero gestionado por la cooperativa. El objetivo: abastecer de estas razas a los productores locales y adaptar la impronta de los cachorros a las necesidades de las familias crianceras trashumantes. Para alcanzar esta meta, se acompañaron 12 experiencias piloto de familias crianceras que se encargaron de improntar sus propios cachorros. A partir de visitas a campo y talleres, los saberes adquiridos por estas familias fueron volcados en la guía de recomendaciones. “Siempre es necesaria una evaluación del daño y del tipo de depredación, para considerar si adoptar o no un perro protector. Hasta el momento hemos acompañado en la incorporación de más de 200 perros protectores, de los cuales 15 fueron entregados por la cooperativa. Todos se encuentran trabajando con familias productoras del norte patagónico y están logrando muy buenos resultados”, concluyó Martínez. Guía completa - click aquí Fuente: https://masp.lmneuquen.com/En primera persona
Ser parte de su “familia”
La importancia de la coexistencia
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