La historia nos permite mirarnos, comprender por qué llegamos donde lo hicimos y cómo realizamos ese recorrido. Trabajo publicado en: REVISTA ASARHIVE (Asociación Argentina de Historia de la Veterinaria), en agosto de 2004. AUTORA: Analía Civetta. Médica Veterinaria. Psicóloga social. civettavet@gmail.com
Mi profundo agradecimiento al colega Osvaldo A. Pérez, siempre presente aún en la ausencia.
INTRODUCCIÓN:
La historia nos permite mirarnos, comprender por qué llegamos donde lo hicimos y cómo realizamos ese recorrido. Comenzar a deshilvanar el camino que nos trajo hasta aquí y reflexionar sobre aquellos aspectos que aún nos representan como veterinarios, los que han sufrido cambios y aquellos que necesitan una transformación y definir hacia donde, nos facilitará la tarea de permanente exigencia que nos impone el contexto. Es decir, incursionar en los aspectos instituidos en nuestra formación profesional y visualizar aquellos instituyentes que intentan surgir con las posibilidades y limitaciones que nosotros mismos les impongamos.
Como el tema que nos ocupa es de una gran vastedad, en el presente trabajo se analizará sólo la duración del currículo y la exigencia de examen de ingreso como requisito de admisión. Se esboza una relación entre estos tópicos y la matrícula estudiantil cuyo análisis pormenorizado ha de requerir futuros trabajos. Finalmente no hemos querido desechar la oportunidad para efectuar algunos aportes historiográficos en relación con diversos aspectos de cada plan de estudios, tales como motivos y autores de los mismos o la aparición y desaparición de algunas cátedras.
Plan inicial
Tenía en los dos primeros semestres materias comunes a Agronomía
1º año: Física; Química General; Botánica; Zoología General. Además, los alumnos de Veterinaria estudiaban Anatomía e Histología (los de Agronomía: Agricultura General).
2º año: Anatomía Descriptiva y Topográfica; Fisiología; Química Orgánica; Parasitología Exterior; Patología General
3º año: Terapéutica; Bacteriología; Zootecnia; Patología Médica; Clínica Médica y Quirúrgica; Legislación Rural
4º año: Policía Sanitaria e Inspección de Carnes; Enfermedades Infecciosas; Patología Quirúrgica; Clínica Médica y Quirúrgica; Medicina Operatoria; Obstetricia; Zootecnia.
La inauguración, ocurrida el 25 de septiembre de 1904, del Instituto Superior de Agronomía y Veterinaria no contó con el beneplácito general de la opinión pública. No eran pocos los que sostenían que eran innecesarios estudios universitarios o terciarios para diplomar agrónomos o veterinarios. Las ocho Escuelas Prácticas de Agricultura y Ganadería establecidas poco tiempo antes (seis de nivel primario y dos de secundario) eran –para los opositores al Instituto- más que suficientes para atender la demanda de técnicos en temas rurales.
Tal como sostuvo el rector y literato Ricardo Rojas en su discurso pronunciado en la Facultad en 1928, los padres veían con buenos ojos que sus hijos siguieran las carreras de médico, abogado, ingeniero, pero no la de veterinario.
En ese marco histórico no debe extrañarnos que se tentara al alumnado secundario a optar por la novedad, por más que su destino resultara incierto, pues no se ofrecía ninguna seguridad al egresado en cuanto a fuentes de trabajo. Una de las formas de atracción era la duración menor de la carrera, cuatro años, en comparación con los seis de sus principales competidoras, ya citadas por el autor de “El Santo de la Espada”.
Con la sola exigencia de un título secundario y la aprobación de un examen de ingreso, después de cuatro años de estudio el estudiante accedía a un diploma que, si bien todavía no era universitario –pues el Instituto dependía del Ministerio de Agricultura y no de la Universidad- al menos lo habilitaba como para ejercer una profesión con un respaldo superior al aportado por el empirismo.
El título que se expedía era el de “médico veterinario” por lo que no resulta extraño el significativo peso de las asignaturas referidas a la salud animal en relación con las de producción. La veterinaria estaba incluida, legalmente hablando, en las ramas del arte de curar junto a la medicina, la obstetricia, farmacia y odontología. Precisamente en abril de 1904 se realizó el primer Congreso de Veterinaria en el país y fue una sección del Segundo Congreso Médico Latino-Americano.
El recorrido formativo era de la salud animal hacia la enfermedad y formas de curar. Salud entendida como práctica para curar. La concepción de una visión preventiva no aparece explicitada.
En términos generales, se puede inferir que la forma de entender la profesión veterinaria en ese tiempo histórico era el de un profesional capaz de ocuparse de la salud de los animales de producción y de utilidad, como lo era el caballo. Podría interpretarse que a partir de la preocupación por la salud animal, el Veterinario intervenía en la producción.
Plan de 1910
1º año: Zoología; Botánica; Física; Química Inorgánica; Anatomía, primer curso
2º año: Anatomía, segundo curso; Fisiología; Histología; Química Orgánica
3º año: Patología General; Anatomía Topográfica; Parasitología; Materia Médica y Terapéutica; Conformación Exterior
4º año: Anatomía Patológica; Patología Quirúrgica; Medicina Operatoria; Zootecnia General; Bacteriología; Clínica, 1º curso
5º año: Patología Médica; Clínica, 2º curso; Enfermedades Infecciosas; Higiene; Policía Sanitaria e Inspección de Carnes y Productos Alimenticios de origen animal; Legislación Rural y Veterinaria; Zootecnia Especial
Al rendir sus primeros frutos el Instituto –nos referimos a la primera promoción de egresados- las autoridades estatales dispusieron elevar de categoría al establecimiento. Fue así que en 1909 dejó de pertenecer a la órbita del Ministerio de Agricultura y pasó a formar parte de la Universidad de Buenos Aires (en adelante UBA) con lo que quedó bajo la égida del Ministerio de Educación.
El cambio significó la creación de la Facultad de Agronomía y Veterinaria y la transformación de su rector, Pedro N. Arata, en primer decano.
Automáticamente se decidió modificar el currículo añadiéndole un año más, con lo que casi se equiparó la duración de Veterinaria con la de otras carreras dependientes de la misma Universidad.
Sin embargo, no existía en la opinión pública un cambio similar en cuanto a la trascendencia concedida a los estudios de esta carrera. Al menos no era tan notable como para que la sociedad igualara en importancia los diplomas que otorgaban Medicina o Abogacía por dar dos ejemplos muy sencillos, con los de Veterinaria.
El efecto fue inmediato, de 106 alumnos matriculados en 1909 (comprende el total del estudiantado) se pasó a tan sólo 86 en 1910 y 60 en 1911. Prácticamente no había inscripciones.
Reforma de 1913
1º año: Zoología Aplicada; Química General y Biológica; Física Biológica; Botánica Aplicada; Histología; Anatomía 1º curso
2º año: Fisiología; Parasitología y Enfermedades Parasitarias; Materia Médica y Terapéutica; Anatomía 2º curso; Conformación Exterior; Propedéutica y ejercicios de Laboratorio
3º año: Anatomía Topográfica (un semestre); Anatomía Patológica General, Especial y Ejercicios; Podología y Arte de Herrar; Higiene Veterinaria; Patología Quirúrgica; Zootecnia General; Clínica y Ejercicios de Laboratorio; Bacteriología; Medicina Operatoria
4º año: Patología Médica; Policía Sanitaria e Inspección de Productos Alimenticios de Origen Animal; Zootecnia Especial; Legislación Rural y Veterinaria; Obstetricia (un semestre); Enfermedades Infecciosas y su clínica; Clínica; Ejercicio de Clínica y práctica de Laboratorio.
Ante el peligro de que la carrera debiera cerrarse por falta de alumnado, el plan de cinco años tuvo corta vida y el 28 de septiembre de 1912 se aprobó el nuevo currículo que entró en vigencia al año siguiente y redujo a cuatro el número de años de estudio.
El efecto no fue el que se presumía. Durante tres años las familias porteñas habían razonado que era excesivo estudiar cinco años para ser un simple veterinario. La extensión en tiempo seguramente ayudó a denostar aún más la categoría de nuestro diploma y se necesitaría mucho más que la reducción de un año en el plan para atraer nuevamente al estudiantado que buscaba un futuro promisorio al abandonar la secundaria.
A tal punto llegó la situación de escasez de alumnos que, el 11 de diciembre de 1914, el Consejo Directivo sancionó una ordenanza permitiendo el ingreso a un curso especial, dictado en la Facultad, para aquellos que no hubieran completado los estudios secundarios o normales. Se facilitaba así la entrada de alumnos que habían cursado cuatro años de secundaria, maestros normales y peritos agrícolas.
La medida obtuvo sus frutos pues de 59 alumnos matriculados en 1914 se pasó a 92 en 1915.
Plan de 1918
1º año: Complementos de Zoología y Zoología aplicada a Veterinaria; Química Biológica; Botánica; Histología; Anatomía del caballo; Física Médica
2º año: Fisiología; Hipología y Exterior; Zootecnia; Anatomía Patológica; Bacteriología; Anatomía Topográfica y Comparada; Terapéutica y Nociones de Toxicología
3º año: Semiología; Patología Quirúrgica y Arte de Herrar; Zootecnia; Clínica; Enfermedades Parasitarias; Higiene; Medicina Operatoria
4º año: Enfermedades Infecciosas; Obstetricia; Policía Sanitaria; Patología Médica; Inspección de Carnes; Zootecnia; Clínica; Legislación Veterinaria y Rural
La asunción del abogado y presidente de la Sociedad Rural Argentina, Joaquín de Anchorena, como nuevo decano de la Facultad en 1917 trajo aparejado el cambio del plan de estudios.
No se modificó la duración del currículo. Sí llama la atención la nueva denominación de la Anatomía, que si bien siempre tuvo al caballo como eje de su enseñanza, ahora decididamente tomaba su nombre y dejaba para la Comparada el estudio de las otras especies de interés. Al comprobar que se introduce una cátedra denominada Hipología y Exterior se podría pensar en una tendencia hacia la medicina veterinaria equina.
Sin embargo, poco fue lo que duró este plan pues la Reforma Universitaria cambió el gobierno de las universidades y, al ser elegido el primer Consejo Directivo reformista, el 26 de octubre de 1920 el Consejo Superior de la Universidad dio su aprobación a un nuevo currículo.
Plan de 1920
Preparatorio: Zoología; Química General; Dibujo; Botánica; Idiomas (Inglés o alemán); Física; Práctica Agrícola
1º año: Química Biológica; Anatomía Descriptiva y Comparada de los Animales Domésticos; Histología Normal y Embriología; Zoología Especial; Agricultura y Administración Rural
2º año: Anatomía Descriptiva y Comparada; Anatomía Topográfica y Comparada; Zootecnia e Higiene; Fisiología; Materia Médica, Terapéutica y Toxicología; Bacteriología; Anatomía Patológica General
3º año: Zootecnia 2º curso; Semiología; Patología Quirúrgica y Arte de Herrar; Semiología; Patología Médica; Medicina Operatoria; Anatomía Patológica Especial; Clínica Médica y Quirúrgica de Equinos, Rumiantes y Cerdos; Clínica Médica y Quirúrgica de Animales Pequeños
4º año: Zootecnia; Enfermedades Infecciosas; Inspección de Carnes y Productos Alimenticios; Legislación Rural y Veterinaria; Enfermedades Parasitarias; Clínica Médica y Quirúrgica de Equinos, Rumiantes y Cerdos; Clínica Médica y Quirúrgica de Animales Pequeños
Se retorna a los cinco años incorporando un ciclo lectivo más, de carácter preparatorio. De este se eximían aquellos que presentasen para el ingreso el título de bachiller del Colegio Nacional Central. En cambio, aquellos que poseyeran bachillerato de otro establecimiento o título equivalente sólo lo eludían previo examen de ingreso.
Como novedades salientes señalaremos que la Anatomía ha dejado de ser exclusivamente del equino y la Hipología ha desaparecido, al menos en su título. Se comienza a dictar Clínica Médica y Quirúrgica de Animales Pequeños, materia que se cursaba en aquellos años en el local de la Sociedad Protectora de Animales “Sarmiento”profesor titular León Villamonte.
La cátedra de Higiene que –respondiendo a las corrientes sanitaristas e higienistas de la época- había sido instituida en 1913 por el decano médico Dr. Schatz, fue suprimida como materia y fusionado su programa con Zootecnia. Esto significó un prolongado conflicto legal, de gran repercusión en su momento, entre el desplazado profesor Pedro Bergés y el decano Anchorena.
Plan de 1937
1º año: Química General; Zoología; Física Biológica; Anatomía Descriptiva y Comparada; Histología Normal y Embriología
2º año: Anatomía Descriptiva, Comparada y Topográfica; Química Orgánica y Biológica; Fisiología; Botánica y Agrostología
3º año: Anatomía Patológica; Bacteriología; Semiología; Farmacología, Farmacotecnia y Terapéutica; Genética (semestral); Zootecnia e Higiene
4º año: Patología Médica; Patología Quirúrgica; Zootecnia 2º curso; Enfermedades Infecciosas; Clínica Médico y Quirúrgica de Equinos, Cerdos y Rumiantes; Clínica Médico y Quirúrgica de Animales Pequeños.
5º año: Parasitología y Enfermedades Parasitarias; Inspección Sanitaria de Productos Alimenticios; Zootecnia 3º curso; Clínica Médico y Quirúrgica de Equinos, Cerdos y Rumiantes; Clínica Médico y Quirúrgica de Animales Pequeños; Sueros y Vacunas; Legislación Rural; Obstetricia (semestral)
El haber extendido la carrera en un año volvió a reducir el ingreso de estudiantes. Si en 1919 había 129 alumnos en toda la Escuela, en 1927 apenas llegaban a 122. La cantidad de diplomados era realmente alarmante. En 1924 egresaron 8 veterinarios; en 1925 fueron 12 y en 1926 nuevamente 8. Recién después de 1929 comienza a observarse un progresivo aumento de la matrícula, llegando en 1936 a la nada despreciable cifra de 379.
Empero, cuando las cosas habían tomado un cauce que permitía presagiar mejores tiempos a la Escuela Veterinaria, se produjo un nuevo cambio de currículo. En 1937 se estableció un nuevo plan que mantuvo el esquema de cinco años incorporando el preparatorio como primer año.
No se exigía examen de ingreso, no habiendo por consiguiente ventaja para aquellos que poseían diploma secundario del Colegio Nacional Buenos Aires. Esta situación duró hasta 1947 en que volvió a implantarse.
Si la asimilación del año preparatorio como un año más ya se encargó de producir una sensible disminución en la matrícula -que descendió anualmente desde 1936 en que era de 379 hasta un piso de 149 estudiantes en 1943-, la renovación del examen de ingreso como requisito para cursar la carrera agregó otro motivo más para que Veterinaria fuera desechada por muchos aspirantes a una educación universitaria.
En 1946 la cantidad de alumnos en la Escuela era de 239, ochenta más que el año anterior. La medida de 1947 bajó la matrícula a 167. Resulta llamativo observar que cuando el ingreso de alumnos se incrementaba se disponía alguna medida que se encargaba de alejarlos.
Como novedades digamos que se introduce Sueros y Vacunas y desaparece Administración Rural. Esta última en realidad ya había sido suprimida en 1927, en medio de la protesta de su profesor titular, el destacado ingeniero agrónomo Emilio Coni, y la alegría general del estudiantado.
Plan de 1953
1º año: Zoología; Física Biológica; Anatomía Descriptiva; Química Biológica; Histología y Embriología.
2º año: Zootecnia General; Fisiología; Microbiología; Anatomía Comparada y Topográfica; Fauna acuática y terrestre; Genética y Biometría; Agrostología y Plantas Tóxicas con Prácticas Agrícolas.
3º año: Zootecnia Especial; Técnica Quirúrgica; Semiología; Patología Médica; Patología Quirúrgica y Podología; Farmacología y Terapéutica; Anatomía y Fisiología Patológicas.
4º año: Enfermedades Parasitarias; Enfermedades Infecciosas; Bromatología e Higiene Alimentaria; Economía Rural; Explotación de Granja; Leche y Derivados.
5º año: Clínica Médica y Quirúrgica de Grandes Animales; Clínica Médica y Quirúrgica de Pequeños Animales; Sueros, Vacunas y Análisis Clínicos; Carne y Derivados; Patología de la Reproducción y Obstetricia; Legislación Agraria; Administración Rural y Contable.
Establecido durante el gobierno peronista, este plan no duró muchos años pues en 1955 se produjo el derrocamiento de dicho régimen y la intervención en la UBA consideró que -en general- todo lo ocurrido durante ese gobierno estaba viciado de signos de corrupción.
La duración ya quedó firme en los cinco años, al igual que el examen de admisión como requisito de ingreso.
Numerosas fueron las novedades en cuanto a asignaturas. Conocido como plan Compte-Serres por ser estos los dos profesores que más intervinieron en su gestación, se incorporaron materias cuyos contenidos se hallaban incluidos en otras o que nunca se habían dictado. Este fue el caso de Fauna acuática y terrestre, Economía Rural y Explotación de Granja.
En la década del 40 fueron frecuentes las quejas de colegas, en medios escritos, por intromisiones de los agrónomos en temas de incumbencia veterinaria, por lo que es posible que este tema haya influido en el espíritu de los autores de este currículo.
Plan de 1959
1º año: Anatomía 1º curso; Anatomía 2º curso; Química General e Inorgánica; Histología y Embriología; Física General y Biológica
2º año: Genética y Biometría; Química Orgánica; Química Biológica; Microbiología; Zoología Aplicada; Fisiología; Zootecnia General
3º año: Zootecnia Especial I (Bovinotecnia); Zootecnia II (Ovinotecnia, Porcinotecnia); Anatomía Patológica; Botánica Aplicada y Forrajicultura; Farmacología, Farmacotecnia y Terapéutica; Semiología; Cirugía
4º año: Patología Médica; Patología Quirúrgica; Inspección Sanitaria de los Alimentos de Origen Animal; Enfermedades Infecciosas; Enfermedades Parasitarias
5º año: Obstetricia y Patología de la Reproducción; Economía Política y Rural; Legislación Rural; Clínica Médica y Quirúrgica de Animales Grandes; Clínica Médica y Quirúrgica de Animales Pequeños.
A pesar de que este plan –que tuvo la aprobación de los tres claustros: profesores, estudiantes y egresados- se puso en práctica en 1959, ese mismo año el Consejo Directivo suspendió su aplicación para 1960 pues dentro del esquema de correlatividades se llegó a la conclusión que el tercer semestre estaría trabado, de tal modo que resultaba imposible continuarlo con alumnos inscriptos, puesto que la casi totalidad había quedado bloqueado por materias como Química, Física o Anatomía.
Un replanteo con un semestre preveterinario y una apertura más amplia para materias correlativas, estudiado a fines de 1959, no fue aceptado por la mayoría del Consejo Directivo, que optó por volver al plan de 1953.
Plan de 1961
1º año: Anatomía; Histología y Embriología; Química Orgánica; Física Biológica
2º año: Fisiología Animal; Química Biológica; Microbiología; Práctica Agrícola
3º año: Técnica Quirúrgica; Patología General y Anatomía y Fisiología Patológica; Semiología y Propedéutica Clínica; Farmacología; Zootecnia I
4º año: Zootecnia II; Zootecnia III; Patología Médica; Patología Quirúrgica; Enfermedades Infecciosas; Parasitología y Enfermedades Parasitarias
5º año: Veterinaria en Salud Pública (con Inspección de Productos Zoógenos); Obstetricia y Patología de la Reproducción; Clínica de Animales Grandes; Clínica de Animales Pequeños.
Se estableció que el año lectivo se dividía en dos semestres. Sólo Anatomía, Histología, Fisiología, Patología General, Semiología y las dos Clínicas eran anuales.
El 5 de diciembre de 1960 el Consejo Directivo de la Facultad reglamentó un nuevo plan de estudios.
Dado lo avanzado del año se estableció que en 1961 no habría curso ni examen de ingreso, pues resultaba imposible organizarlo correctamente y comunicarlo a los alumnos de todo el país que se quisieran inscribir. A cambio de esto se incluyó para ese año un cursillo semestral de Química General e Inorgánica en el primer año de la carrera.
Muchas de las innovaciones de 1953 han desaparecido en 1959 y el mismo criterio se mantiene en 1961. Ya no poseen categoría de cátedra ni Fauna Acuática y Terrestre ni Explotación de Granja. Por otra parte, este plan decidió eliminar por completo con todas las materias relacionadas con la economía y la legislación rural.
Cabe acotar que el currículo de 1961 fue impulsado por el decano Dr. H. Camberos, en tanto que el de 1959 tenía al Dr. A. Pires como principal gestor. Las sucesivas defensas que cada veterinario hizo de su plan culminaron en una disputa epistolar que tuvo a las páginas de las publicaciones científicas de ese tiempo –Revista de Medicina Veterinaria y Gaceta Veterinaria- como escenario.
La supresión de Sueros y Vacunas también dio motivo a otra contienda escrita, esta vez entre el Dr. Camberos y los profesores de dicha cátedra: Dres. Schang, Crescini, Giacosa y Manzini. La materia prolongó su dictado hasta 1965.
Libre ingreso (1974)
Este currículo se mantuvo, así como el examen de ingreso, hasta 1974. Los egresados de escuelas secundarias –salvo los del Colegio Nacional Buenos Aires y Comercial Carlos Pellegrini- debían rendir un examen de ingreso en forma libre o habiendo cursado previamente cuatro materias (Matemática, Química, Biología y Física) de un año preparatorio.
En mayo de 1973 y por cuestiones políticas de trascendencia nacional –retorno a la democracia- se determinó el ingreso irrestricto a todas las Facultades de la UBA. Por resolución 209 del Consejo Superior, fechada el 10 de agosto de 1973, se implantó “un curso introductorio único, no limitativo, válido para todas las Facultades de esta Universidad y para cuyo cumplimiento sólo habrá de requerirse la asistencia del 75% de las clases y reuniones, a realizarse durante los meses de enero a marzo de 1974”. Se dejaba sin efecto el curso y examen de ingreso que rigió hasta los primeros meses de 1973.
El resultado de esta modificación, que facilitaba a todas luces el ingreso, fue un aumento de los inscriptos en la carrera que llegaron a ser 656 en 1974. Esta cifra se reduciría posteriormente por nuevas alteraciones en los sistemas de admisión y recién diez años más tarde fue superada, otra vez a consecuencia de cambios de índole política nacional –nuevo regreso a la democracia- que repercutieron en la UBA.
CONCLUSIONES:
El aspecto de las instituciones educativas como reproductoras de cultura es conocido, pero no se conoce lo suficiente acerca de su rol productor de un tipo de cultura con códigos, lenguaje y sentimientos propios, que se presenta como una densa trama difícil de modificar, en contraposición a una realidad cada vez más cambiante, vertiginosa, incierta, y donde la circulación de la información se da a ritmos acelerados. En general, las Universidades, en este aspecto, se han presentado como un espacio de resistencia a los cambios. Como instituciones que se han sostenido casi invariables a través de la historia. Incluso, en nuestro país, las modificaciones curriculares han sido lentas, cuando no poco significativas.
El currículum constituye un proyecto educativo cuya construcción es histórica y social. Tiene entre sus objetivos formar un tipo de profesional determinado. Ese perfil profesional responderá a los intereses de algunos sectores sociales, por lo tanto, otros quedarán excluidos o minimizados. Este proyecto pedagógico es definido en un país y región, lo cual implica la existencia de una interrelación entre currículum y los distintos proyectos políticos – sociales. Por ello es importante conocer desde qué concepciones de conocimiento, de sujeto, de educación y sociedad se construye un currículum.
El conocimiento tiene distintas significaciones: social, económica, política, histórica y cultural, lo cual implica que va sufriendo cambios en la forma de entenderlo según los momentos históricos. Sus valores político e histórico adquieren una significación especial para el presente trabajo. Existe una concepción de conocimiento, como así también de educación, de sociedad, de sujeto contenida en cada teoría pedagógica, en cada propuesta educativa y en cada idea sobre el tipo de profesional que se pretende formar. El conocimiento está en permanente construcción y contiene características propias de cada época. A su vez, la apropiación del conocimiento se realiza dentro de una cultura determinada, lo cual le confiere su valor cultural. La selección que cada sociedad realiza de los contenidos que transmite dependerá de los aspectos que quiera exaltar de su cultura.
Si bien no es objetivo de este trabajo profundizar sobre estos aspectos, es importante tenerlos presente. Ello nos permitirá comprender los valores y certezas que sustentaron la formación veterinaria a través de los años y visualizar aquellos que se mantienen presentes en la actualidad.
¿Para qué se formaba veterinarios en aquella época? ¿Para qué tipo de sociedad? ¿Cuáles eran los conocimientos tomados como válidos en aquel momento histórico?¿Qué sectores sociales se beneficiaban con los aportes de la veterinaria? ¿Cuáles eran los intereses en juego en esa época?
Los interrogantes planteados quedarán como inquietud para continuar reflexionando e investigando.
En general, podemos observar que en la Facultad de Buenos Aires durante los años 1904 y 1961 no se realizaron cambios sustanciales en la formación del profesional veterinario. Existía una fuerte orientación profesional hacia el área de salud animal. Como se mencionaba con anterioridad, el conocimiento tiene diferentes valores. La orientación privilegiada en aquel entonces tiene su vinculación con el tipo de conocimiento que se consideraba válido y necesario sostener en ese momento histórico particular.
Es interesante ver cómo las diferentes asignaturas van sufriendo recortes, ampliaciones o fusiones según los años, aunque, como se menciona con anterioridad, no se efectuaron cambios trascendentes con respecto al tipo de profesional a formar.
En cuanto a la formación eminentemente técnica con ausencia de disciplinas dirigidas a la formación en investigación que se brindaba a los veterinarios (y que aún continúa vigente en muchas de nuestras Universidades), está relacionado con los fundamentos de la Universidad moderna, derivada de la Universidad de París en el caso argentino, donde el sentido de existencia era la formación profesional para el desarrollo del Estado.
Como otro paradigma, aparece la Universidad humboltiana, que entiende a la Universidad como un espacio crítico de la sociedad, que le permite a la misma mirarse para reflexionar, constituyéndose por lo tanto, en un lugar para la ciencia. En general, nuestras Universidades son fuertemente profesionalistas. El modelo de formación académica o de investigación (Universidad humboltiana) aparece más tarde. Ambos modelos continúan en pugna en las Universidades actuales.
Esto tiene que ver con dos posiciones que hoy aparecen con mayor fuerza dentro del ámbito académico y de la sociedad: Por un lado existe una versión “contextualista” que sostiene que la Universidad debe relacionarse con el contexto en el sentido que debe moverse al ritmo de los valores que tienen mayor peso en cada momento histórico. Ello deriva en una formación eminentemente profesionalista.
Por otro lado, la versión esencialista sostiene que la misión de la Universidad trasciende el presente y las demandas del hoy. De allí que promueva una formación académica, de investigación, sustentado en que la ciencia es universal y valiosa más allá de su aplicabilidad social.
Aquí aparecen nuevos interrogantes para hacernos referidos a la concepción de conocimiento: ¿Dónde está el conocimiento? ¿Cuál es el conocimiento válido? ¿Aquel que solamente tiene una utilidad específica? Esto es un debate muy actual que se relaciona con la historia de la educación.
“En América Latina, la tradición profesionalista ha sido fuerte, sólo a partir de los sesenta comienza a desarrollarse una política sistemática orientada al desarrollo de la ciencia en la universidad” – Pedro Krotsch. “Modelos analíticos para la comprensión de la educación superior”. Pág. 69. En Educación superior y reformas comparadas. Universidad Nacional de Quilmes Ediciones-
Es significativo como, a pesar del tiempo y de la historia transcurrida, la formación veterinaria ( me refiero en general, no particularmente a la Facultad de Buenos Aires) se ha mantenido relativamente estable en cuanto a su concepción de un profesional veterinario orientado fundamentalmente hacia la salud animal, privilegiando una visión curativa, individual, con poca interrelación con el contexto socioeconómico y político, con otras áreas de la profesión y con otras profesiones. Una visión del profesional como ejecutor de planes sanitarios en lugar de planificador, ejecutor y evaluador de los diferentes sistemas donde el veterinario puede desempeñarse. Considero que ello, como así también el descuido de campos profesionales (salud pública, medio ambiente, bienestar animal, por nombrar algunas), constituyen aspectos a destacar y debatir en función de los cambios que nos atraviesan y exigen reflexión.
BIBLIOGRAFíA:
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De Alba, Alicia. Currículum: crisis, mitos y perspectivas. Miño y Dávila editores S.R.L. Argentina. 1998.
Giusti, Leopoldo, Daniel Inchausti y Carlos A. Lizer y Trelles: La Facultad de Agronomía y Veterinaria. Anotaciones sobre su fundación y desenvolvimiento, Buenos Aires, Imp. de la Universidad, 1952.
Krotsch, Pedro. Modelos analíticos para la comprensión de la educación superior. En Educación superior y reformas comparadas. Universidad Nacional de Quilmes Ediciones. s.f.
Luchter, Federico J. Los veterinarios en la sociedad. Imprenta Lux S.A. Santa Fe. 1998.
Pérez, Osvaldo A. Síntesis histórica de la veterinaria argentina. En Boletín especial de la Asociación Argentina de Historia de la Veterinaria. Noviembre de 2001.
Pérez, Osvaldo A.: Historia de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, en prensa, 2004.
Puiggrós, Adriana. Imaginación y crisis en la educación latinoamericana. Aiqué. Bs. As. 1994.
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