“Sin educación no hay futuro”. La importancia de construir un “Perfil Veterinario” acorde a las exigencias de las sociedades

Es innegable que la política destinada a la educación Veterinaria es cada vez (¿o debería ser?) más importante en los programas educativos nacionales, ya que este tipo de educación tiene un reconocimiento generalizado como un destacado valor para el impulso de la competitividad económica y social a nivel mundial, donde muchos de sus valores se rigen cada vez más por el conocimiento. AUTOR: M.V Héctor Baigorria

Los países deben poner un especial énfasis en la capacitación y formación profesional no sólo para sostener la investigación competitiva general, sino también para aumentar la divulgación del conocimiento en beneficio de las sociedades.

En estas últimas cinco décadas, la educación universitaria Veterinaria ha cambiado considerablemente, tendiendo a modificar los sistemas educativos, los cuales se direccionan fundamentalmente a que los profesionales puedan satisfacer las necesidades de la sociedad y de la economía de los países, cambios que implican una nueva valoración de los propósitos de la educación Veterinaria y de la necesidad de establecer nuevas estrategias para lograr estos propósitos.

A nivel mundial podemos observar que, si bien no todos los países se encuentran en una misma situación, en términos generales se ha ampliado el ingreso de estudiantes universitarios en los últimos años, observándose también una enorme diversificación en la oferta educativa. En el caso particular de la educación Veterinaria, se ha notado en los últimos decenios, un incremento significativo de la presencia femenina en lo que se refiere a la composición del alumnado universitario, como así también de estudiantes de mayor edad que el promedio general, constituyendo un universo académico más heterogéneo desde el punto de vista socio-económico, de su origen étnico y de su educación previa.

 Para que la formación universitaria tenga éxito es imperioso que las naciones destinen los recursos públicos de manera racional, seleccionando claramente los objetivos y estimulando el apoyo a los estudiantes universitarios, sin perder de vista la calidad en la educación Veterinaria, la cual no debería descuidarse si es que se implementan políticas de “universalizar” la educación superior y de aumentar el gasto público para este objetivo, tratando de crear una “cultura de la calidad” que quede inserta en el sistema educativo en forma permanente.

Las autoridades educativas, como garantes de la calidad educativa y de los recursos públicos, deben velar para que estos recursos sean distribuidos de una manera eficiente para el innegable beneficio de la sociedad, pero se observa que actualmente muchos países se encuentran con la dificultad de aumentar los porcentajes de participación en la educación universitaria veterinaria, de mejorar la calidad y tener un necesario apoyo financiero viable para estos objetivos, aunque otros países han optado por dejar de lado “la cantidad” y centrar sus esfuerzos en la calidad, la coherencia y la equidad de la educación.

Sea cual fuera la elección de un país sobre su política de educación universitaria Veterinaria, es importante que se fije el rumbo correcto en lo referente al diseño de una visión estratégica para esa educación universitaria, asegurando la viabilidad del sistema de educación elegido, fortaleciendo la capacidad de las instituciones para que puedan alinearse con la estrategia nacional de educación universitaria, estrategia que contribuya a la sociedad y a la economía nacional.

Pero para que todo este sistema funcione es imperioso que los responsables de establecer las políticas educativas, los responsables de las instituciones de la educación universitaria, los responsables de la conducción de los Organismos Veterinarios Estatutarios y todos aquellos actores que intervienen en este complejo proceso, trabajen y actúen sinérgicamente para el beneficio de las sociedades y finalmente, de los países. Si alguno de estos estamentos mencionados desarrolla iniciativas y directrices independientes de los demás, el sistema educativo universitario y su finalidad, terminarán invariablemente fracasando.

Es obvio y lógico suponer que cada país deberá orientar sus recursos de acuerdo a la satisfacción de sus necesidades propias en cuanto a investigación e innovación, al desarrollo de una “mano de obra” calificada, a la inclusión social y al desarrollo regional, aunque es un denominador común el hecho de poder garantizar que la formación educativa veterinaria contribuya a satisfacer los objetivos sociales y económicos de las naciones, cuyo éxito se verá plasmado si se logra un fuerte vínculo entre la sociedad, la industria, las universidades y los Organismos Veterinarios Estatutarios (Colegios/Consejos Profesionales).

El constante desarrollo tecnológico aporta nuevas herramientas que deben incorporarse en la formación de profesionales, pero sin dejar de tener en cuenta la faz humanística: entre los profesionales Veterinarios y nuestros “pacientes” siempre hay otro ser humano con el que debemos interactuar, lo que hace que también debamos formarnos en ese aspecto para poder manejar correctamente ese importante vínculo.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), en su preámbulo de la Declaración Mundial sobre la educación superior en el Siglo XXI, manifiesta que: “En los albores del nuevo siglo, se observa una demanda de educación superior sin precedentes, acompañada de una gran diversificación de la misma y una mayor toma de conciencia de la importancia fundamental que este tipo de educación reviste para el desarrollo sociocultural y económico”.

El surgimiento de nuevas economías con solicitudes de altos índices de producción y competitividad, es el resultado de la aplicación de varios parámetros, de los cuales el primordial es la educación.

Los países deberán estar preparados para realizar las inversiones necesarias si es que se quiere llegar al cumplimiento de estos objetivos, por medio de la capacitación de profesionales estratégicamente preparados, ofreciendo una mano de obra del más alto nivel y esto se logra, obviamente, con educación.

Es natural dejar bien en claro que debido a la complejidad de la sociedad en la que vivimos, la misma requiere de un desarrollo máximo en la educación y formación profesional, redundando seguramente en el crecimiento y transformación de esa nación.

“Es bien sabido que la inteligencia tiene muy poco valor si no va acompañada por una gran motivación que incentive a las personas a la necesidad de elevarse culturalmente cada vez más”.

Los países deberán aceptar el desafío y la responsabilidad de ofrecer una educación y un estímulo para que cada persona incremente al máximo sus capacidades. Los Colegios Profesionales, las Universidades y todo centro educativo deben convertirse en el motor de una sociedad que busca la constante superación.

Esta educación superior se encuentra actualmente enfrentando grandes desafíos y dificultades, pero no debe dejarse de tener en cuenta que esa formación debe estar basada en las competencias, en la mejora y la calidad de la enseñanza, la investigación y los servicios, la pertinencia de los planes de estudios y las posibilidades de empleo para los egresados. 

Estando convencidos que la educación es uno de los pilares fundamentales de los Derechos Humanos, la Democracia, el Desarrollo Sostenible y la Paz, sólo resta tomar las medidas adecuadas para asegurar la coordinación y cooperación entre los distintos países, con el objetivo que la educación universitaria veterinaria tenga el reconocimiento y la utilidad que se pretende. Estos ideales exigen la firme participación de los Gobiernos, Instituciones de Educación Superior, Estudiantes y sus Familias, Profesores, Sectores Económicos y de la Industria, Sectores Públicos y Privados, los Parlamentos, los Medios de Comunicación, la Comunidad, los Organismos Veterinarios Estatutarios, donde todos estos sectores involucrados asuman sus mayores responsabilidades en torno a la educación y que además se rindan las respectivas cuentas sobre la utilización de los recursos públicos nacionales.

Creemos con absoluta convicción que la educación es la base y la clave del éxito de las naciones. Desde nuestro humilde espacio institucional haremos todo lo posible para ofrecer las capacitaciones que permitan brindar una calidad de servicio profesional acorde a las exigencias actuales.

De todos nosotros depende.

M.V Héctor Baigorria

Secretario del Colegio de Médicos Veterinarios de Entre Ríos.

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