El proyecto consiste en producir ovejas transgénicas (genéticamente modificadas) y luego clonarlas. Constituye un trabajo conjunto entre el Instituto Pasteur y un equipo de investigadores privados, pionero en Uruguay, que podría tener implicancias tanto en la producción animal como en la medicina humana.
Sería la primera vez que Uruguay obtuviera ovinos clonados, como se hizo en 1996 con la oveja Dolly."Es un proyecto muy difícil, lleva mucho trabajo y nos puede llevar años", dijo a El País Martina Crispo, responsable de la Unidad de Animales Transgénicos y de Experimentación del Instituto Pasteur Montevideo. Alejo Menchaca, veterinario e investigador del Instituto de Reproducción Animal Uruguay (IRAUy) fue más optimista y estimó que este año "va a haber novedades".
Ambos integran un grupo de unos ocho especialistas que trabaja desde el Pasteur y el IRAUy, en conjunto con la Fundación IRAUy (organización sin fines de lucro dedicada a la investigación y la formación de profesionales) en proyectos de producción de embriones en el laboratorio.
La primera etapa del emprendimiento se enfocó en lograr la fertilización in vitro de los ovinos. "Hemos validado y puesto a punto tecnologías que no estaban disponibles en Uruguay para animales de producción", dijo Menchaca, quien es docente del programa de postgrado de la Facultad de Veterinaria e investigador de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII).
El trabajo demandó un año y medio y tuvo su mayor resultado en septiembre de 2011 cuando los especialistas anunciaron el nacimiento de los primeros seis corderos uruguayos nacidos por fertilización in vitro.
La técnica consistió en tomar gametos femeninos de una oveja y fertilizarlos con semen congelado en el laboratorio. Después, los embriones se desarrollaron durante una semana y luego fueron transferidos al útero de una segunda oveja.
Luis Barbeito, director del Instituto Pasteur Montevideo dijo que lograr esto significó recorrer la mitad del camino hacia la clonación de ovinos. La transgénesis y la clonación tienen en su base un proceso similar, aunque las células reciben otras modificaciones específicas. Modificaciones que son la nueva apuesta del equipo.
FLUORESCENTE. Al referirse sobre lo que llamó "la puesta a punto" del método, Barbeito contó que una de las experiencias consiste en introducir un gen fluorescente en el material genético de una oveja.
Sí, un gen fluorescente tomado de una medusa o un insecto que, en determinadas condiciones, brille. Así, el animal nacido dentro del laboratorio portaría el gen fluorescente y al ser expuesto a una luz ultravioleta, por ejemplo, presentaría sectores de su cuerpo que brillarían.
La experiencia se ha realizado en otras partes del mundo con animales como gatos o ratones, aunque utilizando métodos diferentes.
Será "la prueba de un concepto", comentó Barbeito. Se tratará de lograr un animal genéticamente modificado, con una alteración específica, que en este caso podría ser detectada a simple vista, pero que no apunta únicamente a modificaciones de imagen.
El objetivo en sí mismo no es generar ovejas fluorescentes sino ir hacia el desarrollo, in vitro, de animales que tengan características productivas de alto valor agregado.
"Argentina tiene mucha experiencia en esto, sobre todo en ganado vacuno", comentó el científico. En 2002 técnicos argentinos obtuvieron la primera ternera clonada y a partir de ella generaron tres más. La segunda generación tenía una diferencia: sus células portaban el gen de la hormona de crecimiento humana.
Ese es uno de los fines del proyecto. Poder modificar a los ovinos para que produzcan una mayor cantidad de un producto como por ejemplo la hormona de crecimiento humana, o la insulina. Al producirlas a través de su leche, podrían extraerse desde allí y ser comercializadas, por ejemplo.
La iniciativa también podría tener aplicaciones en el área del tratamiento médico. La hormona de crecimiento, por ejemplo, resulta imprescindible para tratar a niños con enfermedades como el enanismo hipofisario. Las aplicaciones también podrían estar enfocadas hacia un mayor rendimiento productivo de los ovinos.
Una vez logrado el nacimiento de corderos con las características deseadas, la clonación se convierte en una oportunidad de potenciar la utilidad de la modificación lograda. Además, el producto que le aporta valor deja de depender de su vida útil, ya que pueden ser generados nuevos corderos a partir de su material genético.
LAS TÉCNICAS. Pero ¿cómo se relacionan la transgénesis (la modificación genética buscada) con la clonación? Ambas son realizadas en un mismo acto.
Por ejemplo, para clonar un animal el primer paso consiste en extraerle una célula y quitarle su núcleo, sector que contiene su material genético (ver infografía). En una segunda instancia se extraen óvulos de un segundo animal, otra oveja en este caso, y también se extrae su núcleo.
Después, ese óvulo es fusionado con el núcleo de la primera oveja y dejado en el laboratorio para su desarrollo. La fusión da lugar a un embrión que posteriormente es implantado en el vientre de una hembra. Hasta allí la clonación.
La transgénesis consiste en la alteración del primer núcleo extraído. Su ADN es modificado de forma específica, introduciendo el gen de la hormona de crecimiento o un gen fluorescente, por ejemplo.
Luego, cuando ese núcleo se fusiona con el óvulo conserva el material genético original más una alteración específica.
Si el embrión evoluciona, crecerá un animal transgénico y nacerá, como en el caso de las terneras argentinas, un animal igual al primero, pero con una modificación genética: un animal transgénico.
Pero no es tan simple. Es necesario conocer a la perfección y sincronizar tiempos y procesos biológicos de los animales además de generar las condiciones adecuadas para que las células se desarrollen y sobrevivan.
Por eso, Crispo es prudente. El no llegar a obtener los resultados esperados o demorar años en el proceso está dentro de las posibilidades del emprendimiento.
"Es una técnica que tiene muchos pasos y es super compleja, por eso da tanto trabajo obtener resultados y por eso no mucha gente trabaja en esto", comentó la científica uruguaya.
"Estamos poniendo a punto las técnicas, pero es muy difícil. No queremos generar falsas expectativas", subrayó. "Es algo que lleva tiempo, vamos paso a paso, no queremos apresurarnos ni que nos apresuren", enfatizó.
Tanto ella como Alejo Menchaca advirtieron que se trata de "un proyecto de investigación", en el que, por ahora, no hay resultados específicos. "Puede que salga bien, ojalá, pero también puede pasar que no salga nada", comentó Crispo.
Para perfeccionar la técnica y conocer mayores detalles de los mecanismos que hacen a los procesos de clonación y la transgénesis, la responsable de la Unidad de Animales Transgénicos y de Experimentación del Instituto Pasteur recibirá formación en un centro especializado de Europa.
Una de las opciones es acudir al Instituto Roslin de Edimburgo (Escocia), allí donde en 1996 nació el primer mamífero clonado a partir de una célula adulta: la oveja Dolly. Su nacimiento no fue anunciado hasta siete meses después, el 23 de febrero de 1997. En 2003, fue sacrificada debido a una enfermedad progresiva pulmonar.
"Si hay resultados, será un mojón para la ciencia nacional"
Silvia Llambí, profesora agregada del Área Genética de la Facultad de Veterinaria, dijo estar al tanto del proyecto impulsado por el Instituto de Reproducción Animal Uruguay y el Instituto Pasteur. La especialista valoró el emprendimiento conjunto y la complementación de esfuerzos y dijo que si llegan a buenos resultados y obtienen corderos clonados, será un "mojón" para la investigación nacional.
En la década de 1990, contó Llambí, quien realiza investigación principalmente en pequeños animales, se intentó clonar terneros y se trabajó en equipos conjuntos con científicos japoneses. Pero luego no prosperó.
Una de las particularidades de la clonación está en lograr reprogramar el núcleo de la célula que se va a clonar, comentó la especialista. Este aspecto está vinculado con el proceso de envejecimiento del animal y es uno de los aspectos que dificultan el proceso, comentó.
Más allá de la clonación de animales transgénicos, agregó, otra de las aplicaciones sería clonar animales con un "alto mérito genético" y generar animales idénticos a ellos.
LA HISTORIA DE LA CLONACIÓN
Los primeros experimentos para lograr clonar un animal comenzaron en 1952. Fueron realizados en países de Europa y América del Norte pero no llegaron a obtener resultados concretos.
En China, en 1963 el embriólogo Tong Dizhou produjo los primeros peces clonados del mundo mediante la inserción del ADN de una célula de una carpa macho (pez de agua dulce) en un óvulo de una carpa hembra.
En 1986 un ratón fue el primer mamífero clonado con éxito a partir de una célula embrionaria temprana. Los científicos de la entonces Unión Soviética Chaylakhyan, Veprencev, Sviridova y Nikitin produjeron el ratón "Masha" clonado.
El 5 de julio de 1996 nación la oveja "Dolly", el primer mamífero clonado a partir de una célula adulta. Sus creadores fueron los científicos del Instituto Roslin de Edimburgo (Escocia), Ian Wilmut y Keith Campbell. Su nacimiento no fue anunciado hasta siete meses después, el 23 de febrero de 1997.
La célula de la que venía Dolly era una célula ya diferenciada o especializada, procedente de un tejido concreto (la glándula mamaria) de un animal adulto (una oveja Fin Dorset de seis años). Esto supuso una novedad, ya que hasta ese momento se creía que sólo se podían obtener clones de una célula embrionaria, es decir no especializada.
Dolly vivió siempre en el Instituto Roslin. Allí fue cruzada con un macho de la raza Welsh Mountain para producir seis crías en total. De su primera parición nació "Bonnie", en abril de 1998. Al año siguiente, Dolly produjo mellizos: "Sally" & "Rosie", y en el siguiente parto trillizos: "Lucy", "Darcy" & "Cotton".
En el otoño de 2001, a los cinco años, Dolly desarrolló artritis. El 14 de febrero de 2003, fue sacrificada debido a una enfermedad progresiva pulmonar. Un animal de la raza Finn Dorset como era Dolly tiene una expectativa de vida estimada en los 11 o 12 años, pero Dolly vivió siete años y medio.
En abril de 2005 nació el primer perro clonado: Snuppy un perro de caza afgano, creado por un equipo de científicos coreanos a partir del tejido de la oreja de un perro 3 años de edad.
En mayo de 2005 nació el primer embrión humano clonado en Europa. Su principal objetivo era encontrar una cura para la diabetes. Fue desarrollado por un equipo de la Universidad de Newcastle (Inglaterra).
Dos años atrás, en noviembre de 2003, en una de las votaciones más apretadas de su historia (80 votos a favor, 79 en contra y 15 abstenciones), los miembros de la Organización de Naciones Unidas habían pospuesto cualquier decisión sobre una futura convención internacional que prohibiera la clonación humana con fines reproductivos.
Fuente: http://www.elpais.com.uy/120401/pnacio-633944/nacional/uruguayos-trabajan-en-tecnicas-para-clonar-ovejas-transgenicas/
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