Concluyeron que pocas diferencias se consideraron relevantes en función de las medianas fuera del intervalo de referencia, y los cambios de laboratorio fueron leves y se asociaron principalmente con alteraciones de los lípidos. TAGS: Anomalías clínicas leves. Gatos. Diabetes. Clínica veterinaria. Veterinaria
La diabetes mellitus (DM) es una de las endocrinopatías más comunes en los gatos. Se han informado estimaciones de prevalencia en el rango de 0,08-1,24 % para algunos países, como el Reino Unido, Suecia, Australia y los EE. UU., pero para la mayoría de los países, la prevalencia no se informa. La edad avanzada (generalmente >11 años) se ha identificado uniformemente como un factor de riesgo en numerosos estudios. Además, en la mayoría de los estudios, el sexo masculino estaba sobrerrepresentado y se consideraba un factor de riesgo para la DM. También existen discrepancias entre los estudios con respecto a la influencia de la castración.
El uso de diferentes bases de datos y diferentes métodos estadísticos podría explicar la amplia gama de prevalencias informadas y cierta variación en los factores de riesgo; sin embargo, también podrían existir verdaderas diferencias regionales. Dadas las disparidades en los datos informados en los distintos estudios, el conocimiento de la prevalencia local y los factores de riesgo podría ser útil para los veterinarios e investigadores.
En la mayoría de los gatos diabéticos, las pruebas de laboratorio se realizan en el momento del diagnóstico y/o en las visitas de seguimiento; sin embargo, son escasos los estudios que informan sobre hallazgos clinicopatológicos distintos de la hiperglucemia esperada y la fructosamina elevada.
SIN ESTUDIOS A GRAN ESCALA
Algunos estudios a pequeña escala describen que las anormalidades hematológicas son generalmente leves e incluyen anemia normocrómica no regenerativa o leucograma de estrés. Las anormalidades bioquímicas comunes incluyen hasta un aumento de cinco veces en ALT, hasta un aumento de dos veces en la concentración de bilirrubina y hasta un aumento de tres veces en la concentración de colesterol y triglicéridos. También se informa que se espera que la creatinina y la urea sean normales en DM no complicada. No obstante, la descripción de los hallazgos clinicopatológicos en gatos con diabetes mellitus no está respaldada por estudios grandes.
Por lo tanto, los objetivos de un estudio realizado en Alemania han sido determinar la prevalencia de DM felina en una gran muestra y evaluar la edad, el sexo y el estado de castración; así como describir la aparición de cambios en variables hematológicas y bioquímicas seleccionadas en gatos diabéticos (D) en comparación con gatos no diabéticos (ND): Los autores, además, se propusieron comparar variables hematológicas y bioquímicas seleccionadas entre gatos diabéticos mal controlados (PD) y gatos diabéticos bien controlados (WD).
En el estudio, se compararon la edad, el sexo, el recuento de glóbulos rojos (RBC), la creatinina (CREA), la fosfatasa alcalina (AP), la alanina aminotransferasa (ALT), la bilirrubina (BILI), el colesterol (CHOL), los triglicéridos (TRI), la glucosa (GLU) y la tiroxina total (TT4) entre los gatos D (fructosamina ⩾340 µmol/l) y ND, y los gatos PD (fructosamina >500 µmol/l) y WD (fructosamina 340–500 µmol/l).
También se comparó la proporción de gatos con anemia (RBC ⩽4,21 ×10 12 /l), CREA >250 µmol/l, ALT >455 U/l, AP >315 U/l, BILI ⩾35 µmol/l y TT4 > intervalo de referencia (IR) entre gatos PD y gatos WD.
FRUCTOSAMINA PARA DIAGNOSTICAR LA DIABETES
Los gatos se consideraron diabéticos si tenían concentraciones de fructosamina por encima del intervalo de referencia de laboratorio superior (⩾340 µmol/l). Igualmente, los gatos con concentraciones de fructosamina >500 µmol/l se clasificaron como gatos con PD, de acuerdo con estudios previos.
Se incluyeron 129.505 gatos en el análisis. De ellos, 9334 gatos eran diabéticos, lo que dio como resultado una prevalencia de diabetes mellitus del 7,2 %. De los pacientes diabéticos, el 60,7 % estaban bien controlados y el 39,3 % estaban mal controlados según una concentración de fructosamina ⩽500 μmol/ o >500 μmol/l, respectivamente.
La mediana de edad de los gatos D y ND fue de 12 años; no hubo diferencias en el sexo. Se encontró una diferencia significativa entre los grupos (D vs ND; PD vs WD) para varios de los parámetros estudiados.
En la comparación de los gatos diabéticos y no diabéticos, se detectaron diferencias significativas para todos los parámetros hematológicos y bioquímicos seleccionados. RBC, AP, ALT, CHOL, TRI y GLU fueron más altos en los gatos D, mientras que CREA y TT4 fueron más bajos. Sin embargo, para todas las variables probadas aparte de CHOL y GLU, las medianas se encontraban dentro del intervalo de referencia en ambos grupos.
Por otro lado, considerando los tamaños del efecto y las medianas fuera del intervalo de referencia, las diferencias relevantes fueron un mayor CHOL, TRI, AP y GLU en gatos controlados en comparación con gatos no controlados (CHOL: PD 7,46 [5,85–9,32] vs WD 5,44 [4,32–6,97] mmol/l; TRI: PD 1,44 [0,84–3,66] vs WD 0,78 [0,5–1,35] mmol/l; AP: PD 66 [47–92] vs WD 35 [23–59] U/l; GLU: PD 23,7 [20,15–27,3] vs WD 6,89 [5–11,31] mmol/l.
Otro hallazgo interesante en este estudio fue la mayor frecuencia de azotemia (creatinina >250 µmol/l, indicando estadio 3 o superior del IRIS) en gatos WD en comparación con gatos PD.
Ante estos resultados, los autores comentan que, como se esperaba, la concentración de glucosa fue mayor en gatos D en comparación con gatos ND, y en PD en comparación con WD. Aunque también se detectaron diferencias significativas entre D y ND, así como entre WD y PD para las variables analizadas restantes, “pocas diferencias se consideraron relevantes en función de las medianas fuera (por encima) del intervalo de referencia”.
Según el conocimiento de los autores, este estudio es la primera investigación a gran escala de los cambios de laboratorio asociados a la DM en una gran muestra. No obstante, comentan que, de manera similar a la información proporcionada en los capítulos de libros basados principalmente en las opiniones de los expertos, las anomalías clinicopatológicas en los gatos diabéticos identificadas en este estudio a gran escala fueron leves.
A modo de conclusión, resumen que “los hallazgos más relevantes fueron hipercolesterolemia, hipertrigliceridemia y aumento de la AP en los gatos mal controlados, lo que podría sugerir la presencia de lipidosis hepática en este grupo”. Es decir, "los cambios de laboratorio en gatos diabéticos fueron leves y se asociaron principalmente con alteraciones de los lípidos". Así, “la reevaluación de laboratorio podría estar indicada después de la estabilización de la diabetes mellitus, porque cualquier cambio clinicopatológico fue más común en los gatos diabéticos mal controlados”.
Fuente: https://www.diarioveterinario.com
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