Estudio destaca el potencial de los gatos como animales de terapia

Durante años, los perros de terapia han dominado el mundo de los servicios asistidos por animales (SAA), ofreciendo alivio del estrés a estudiantes universitarios, pacientes hospitalizados y personas que necesitan apoyo emocional. Pero una nueva investigación sugiere que algunos gatos también podrían tener lo necesario para unirse a las filas de los animales de terapia, aportando sus ronroneos, suaves cabezazos y un comportamiento tranquilo. TAGS: Gatos. Felinos domésticos. Servicios asistidos por animales. Animales de asistencia

Un estudio publicado en la revista Animals, coescrito por una profesora de Washington, en colaboración con investigadores belgas, reveló que los gatos de terapia comparten rasgos de comportamiento específicos que podrían hacerlos idóneos para los programas de AAS. El equipo de investigación encuestó a cientos de dueños de gatos en Bélgica mediante una evaluación conductual estandarizada. Identificaron diferencias clave entre los gatos que participan en AAS y otros gatos en cuanto al comportamiento felino.

“Existe la percepción de que los gatos simplemente no son aptos para este tipo de trabajo, pero nuestro estudio demuestra que algunos gatos pueden prosperar en estos entornos”, explican los autores. “Resulta que los gatos elegidos para participar en AAS parecen exhibir los mismos rasgos de comportamiento que los perros de terapia, como una alta sociabilidad y una disposición a interactuar con la gente”, agregan.

Características de los gatos aptos para ser animales de terapia

El estudio descubrió que los gatos AAS tienden a ser más sociables tanto con los humanos como con otros gatos, buscan más atención y toleran mejor que los manipulen, en particular cuando se trata de que los carguen, un comportamiento que muchos dueños de mascotas describirían como raro en el mundo felino.

Aunque los servicios asistidos por animales han estado dominados durante mucho tiempo por perros, el estudio sugiere que ampliar estos programas para incluir felinos podría hacer que la terapia sea más accesible a un mayor número de personas.

Algunas personas pueden encontrar consuelo en la tranquila presencia de un gato en lugar de la energía entusiasta de un perro. Sin embargo, los investigadores advierten que no todos los gatos son aptos para el rol, y a diferencia de los perros, los gatos de terapia no suelen estar entrenados para la tarea. En cambio, ciertos gatos parecen poseer naturalmente los rasgos de personalidad necesarios. Los autores señalan que si bien algunas razas de gatos, como los Ragdolls o los Maine Coons, pueden considerarse más sociables, el estudio no examinó las diferencias de comportamiento basadas en la raza. De hecho, la investigación solo examinó las diferencias individuales en los rasgos de comportamiento dentro de grupos de gatos en lugar de entre especies o razas.

Actualmente, los gatos de terapia parecen ser más comunes en Europa que en EE. UU., donde la idea ha tardado más en popularizarse. En Bélgica, donde se realizó el estudio, los gatos son cada vez más comunes en los programas de AAS, lo que demuestra su potencial en entornos de alivio del estrés. En cambio, los campus y hospitales estadounidenses siguen centrados principalmente en los perros de terapia.

A pesar de los prometedores hallazgos del estudio, los investigadores insisten en que se necesita más investigación antes de que los gatos de terapia se conviertan en una opción común. Persisten las dudas sobre si estos rasgos son innatos o se desarrollan con la experiencia, así como sobre cómo garantizar que la terapia no afecte negativamente al bienestar felino.

Por ahora, los gatos de terapia siguen siendo un recurso subutilizado en los EE. UU., pero con una creciente investigación y concientización, pronto podrán encontrarse sentados junto a sus contrapartes caninas, absorbiendo la atención y ofreciendo consuelo en su propia manera única de felino.

“El objetivo del estudio no es promover repentinamente a los gatos a la terapia”, expresa el equipo científico. “Se trata de reconocer que algunos gatos pueden disfrutar genuinamente de este tipo de interacción y, en el entorno adecuado, pueden brindar un apoyo significativo a las personas que lo necesitan”.

Después de todo, añaden, si algún animal pudiera convertir el holgazanear y recibir afecto en una actividad legítima, ese animal sería un gato.

Fuente: www.diarioveterinario.com

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