El descubrimiento amplía el conocimiento sobre cómo las bacterias adquieren y mantienen sus defensas, destacando un mecanismo evolutivo más complejo de lo que se creía. TAGS: Medicina veterinaria. Antibióticos. Bacterias. Mecanismos de resistencia bacteriana. Microbiología
Un equipo de investigación liderado por la Universidad Complutense de Madrid (UCM), en el que participan la Universidad de Valencia, la Fundación Jiménez Díaz y la Universidad Libre de Bruselas, ha descubierto que ciertos elementos genéticos bacterianos, conocidos como integrones móviles, funcionan como "islas de defensa" frente a virus bacterianos (bacteriófagos o fagos).
Estos virus matan bacterias y se presentan a día de hoy como una terapia alternativa al uso de antibióticos (terapia fágica). Es decir, la misma herramienta que permite a las bacterias resistir a los antibióticos da resistencia a nuevas terapias alternativas.
Los integrones son plataformas genéticas que permiten a las bacterias captar y acumular genes de diversas funciones, entre ellos los de resistencia a los antibióticos. El estudio publicado en Science da un paso más allá al describir que también portan genes capaces de defender a las bacterias de terapias fágicas.
Estos genes, denominados "BRiCs" (por sus siglas en inglés, Bacteriophage Resistance integron Cassettes), pueden otorgar a las bacterias protección contra diferentes tipos de virus y, en combinación con otros genes de resistencia a antibióticos, dotar a la bacteria de protección frente a fagos y antibióticos.
“Este descubrimiento amplía significativamente nuestro conocimiento sobre cómo las bacterias adquieren y mantienen sus defensas, destacando un mecanismo evolutivo más complejo de lo que se creía”, indica José Antonio Escudero, investigador del Departamento de Sanidad Animal y del Centro de Vigilancia Sanitaria Veterinaria VISAVET de la UCM.
Este estudio desarrollado durante más de dos años aúna análisis bioinformáticos y experimentos in vitro. Para descubrir estos nuevos mecanismos de resistencia a fagos, se exploró la función de más de 120 genes bacterianos de función desconocida alojados en integrones.
La función antifágica de estos genes se testó en diferentes bacterias modelo frente a distintos tipos de fagos en condiciones controladas, confirmando su función defensiva en importantes patógenos humanos como Escherichia coli, Klebsiella pneumoniae y Pseudomonas aeruginosa.
IMPACTO Y APLICACIONES PRÁCTICAS
Estos resultados son clave en un contexto de salud pública, sobre todo en un momento en el que la resistencia a los antibióticos es un problema creciente. Si estos genes de defensa se siguen propagando rápidamente, podrían hacer que la terapia con fagos —una alternativa prometedora a los antibióticos convencionales— pierda efectividad.
“Entender cómo se propagan estas defensas bacterianas nos ayudaría a anticiparnos y frenar la aparición de nuevas resistencias en hospitales y otros entornos clínicos”, sentencia Escudero.
Las próximas investigaciones del equipo científico se encaminarían al estudio del origen evolutivo y a la epidemiología de estos sistemas defensivos en la naturaleza. Asimismo, planean la caracterización detallada de estos sistemas de defensa.
Ambas aproximaciones, concluyen los investigadores, podrían ayudar a desarrollar estrategias para mitigar la diseminación y efecto de esos genes de resistencia a fagos.
Fuente: www.animalshealth.es
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