Uruguay: enfermedades con impacto económico

Incrementa la preocupación de veterinarios y productores por la presencia de enfermedades que no tienen tanta repercusión pero cuentan con impacto en la producción ganadera.

El posicionamiento de Uruguay como país de calidad sanitaria a nivel mundial es indiscutible. Los técnicos son más que respetados en la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), la erradicación de la fiebre aftosa tras la epidemia de 2000/2001 fue ejemplar. La prevención de la vaca loca no dejó la más mínima chance de que ocurrieran casos en el país.

Sin embargo, son muchos los productores y veterinarios que advierten que hay un conjunto de enfermedades que no tienen tanta repercusión en el comercio internacional y en el público urbano local, pero que avanzan o, al menos, no se logran controlar.

Brucelosis, leptospirosis, tuberculosis y leucosis son solo algunas de las enfermedades que tienen impacto económico en los rodeos uruguayos como causantes de pérdidas principalmente a nivel reproductivo, como los abortos. Más importante que eso, brucelosis, tuberculosis y leptospirosis son zoonosis, es decir enfermedades que se transmiten desde los animales al ser humano.

Jorge Slavica, representante de la Sociedad de Medicina Veterinaria del Uruguay (SMVU) ante la Comisión Nacional Honoraria de Salud Animal (Conahsa) opina que Uruguay “trabaja bien en las enfermedades que afectan a los mercados, pero en el resto solo se apagan incendios”.

En el sector cárnico, una de las consecuencias es la pérdida de eficiencia a nivel reproductivo. En el X Taller de Evaluación de los Diagnósticos de Gestación Vacuna que se llevó a cabo en INIA Treinta y Tres en junio, aunque se estimó 4% más producción de terneros que en 2011, con un porcentaje de preñez promedio de 74,5%, se advirtió por ejemplo que en la zona de Treinta y Tres las principales causas de abortos son bacterianas, con un 69%, y la leptospirosis encabeza la lista.

Según los promedios históricos, suele darse una diferencia de entre 10% y 11% entre preñeces y destete, de modo que la tasa de destete volverá a quedar cerca del histórico 65%. Son unos 400 mil terneros que se pierden año a año a partir de la fecundación del óvulo.

En la cadena láctea los cinco problemas más destacados, según una encuesta realizada para el Plan Nacional de Investigación en Salud Animal (Planisa) que elaboró la Facultad de Veterinaria en 2008 son: la brucelosis 17%; leptospirosis 16%; y leucosis 16%, seguidos de otros como los residuos en la leche 13% y otras enfermedades reproductivas 7%.

De ellas, brucelosis y tuberculosis se encuentra bajo campañas sanitarias oficiales que apuntan a la erradicación. Para las demás nunca hubo una campaña desde el Ministerio de Ganadería. En principio ninguna de estas enfermedades genera problemas comerciales, pero la leucosis afecta al rodeo lechero en proporciones alarmantes.

El sida de los rodeos lecheros

La leucosis enzoótica bovina (LEB) es una enfermedad infecciosa que predomina en los rodeos lecheros y tiene varias similitudes con el sida. Causado por un virus, por lo tanto muy difícil de controlar a través de medicamentos o vacunación, se transmite por los fluidos del cuerpo o por las agujas compartidas, a través de la extracción de sangre, vacunación, así como también a través de insectos hematófagos como tábanos y moscas. El contagio también se puede dar a través de la leche, calostro, secreción nasal, saliva, semen y orina.

Está presente en la mayoría del rodeo lechero uruguayo. Y tiene implicancias comerciales relevantes porque el principal importador de ganado lechero uruguayo, que es China, exige animales libres de leucosis. Por lo tanto se hace “selección inversa”: los animales libres de la enfermedad se van y los infectados quedan.

Como el sida, la enfermedad demora en manifestarse y causa una baja en las defensas inmunológicas del organismo. Esa escasa visibilidad no estimula a su control, que sería posible si se usaran en las tareas del tambo agujas descartables. “Europa ha erradicado la enfermedad, ¿por qué no podríamos hacerlo nosotros?”, se preguntó Carlos Morón, presidente de la SMVU.

En ganado para carne la afección representa una cifra menor al 5%, estimó Helena Guarino, jefa del Departamento de Virología en la División de Laboratorios Veterinarios (Dilave) del MGAP.

“En las últimas exportaciones en pie de ganado lechero a China se estima un porcentaje total de vaquillonas no aceptadas cercano al 30%-40% incrementando ese porcentaje en el caso de vacas preñadas, cercano al 50%, dependiendo de los predios de origen”, señaló. Los casos positivos se quedan en los rodeos locales.

Para Ricardo Sienra, asesor técnico de Bienestar Animal del MGAP, la leucosis no genera grandes problemas, aunque hay establecimientos que han tenido pérdidas por la enfermedad. Para la prevención es fundamental tener control en el manejo de herramientas y material genético, dijo.

Roque Almeida, representante titular de Cooperativas Agrarias Federadas en la Conahsa, resaltó la necesidad de ser cuidadosos en las operaciones que impliquen contacto de sangre entre animal y animal, y precisó que es fundamental realizar un diagnóstico de situación real. “Cuando sangramos (extracción de sangre) para brucelosis en el rodeo lechero, también se debería mandar a hacer una prueba para leucosis y ver cuál es nuestra realidad”.

La guerra que casi se ganó

La brucelosis no es una enfermedad nueva en Uruguay, pero es un caso interesante porque su erradicación estuvo al alcance de la mano, aunque la oportunidad se dejó pasar y eso cuesta actualmente muy caro. Además de que es una enfermedad que se transmite al ser humano.

Hace 50 años que Uruguay empezó a vacunar contra la enfermedad. Eso permitió avances significativos. Tanto que en 1996 cesó la vacunación. La enfermedad parecía derrotada.
“Cuando cesa la vacunación se debe pasar a la erradicación, pero lo que pasó en Uruguay fue que en 1996 en vez de sangrar al 100% del rodeo y eliminar a los positivos, las gremiales se opusieron, en 2000 apareció la fiebre aftosa, se volcaron todos los recursos a ella combatirla y en 2002 estalló la brucelosis, primero en Rocha y luego en todo el país”, explicó Slavica.

Ahora hay baja prevalencia, pero hasta que no se sangre todo el rodeo no se puede erradicar. Mantenemos 1% de animales infectados, con una baja incidencia como para pasar a la etapa de erradicación. Es la enfermedad más importante por las complicaciones comerciales que trae a los productores en cuyos predios se detecta. Eso también puede llevar a que no la declaren.
Hay dos vacunas para la brucelosis. La que se usaba cuando la vacunación de las terneras era obligatoria, llamada Cepa 19 Brucella abortus, y la Rb51 patentada en EEUU. La RB51 permite distinguir si los anticuerpos que se detectan en un animal son generados por la vacuna o por un brote de la enfermedad.

En el marco de la campaña oficial se vacuna en los focos, en los establecimientos que tienen por lo menos un caso y en las seccionales policiales consideradas de riesgo. “Pero las seccionales policiales tienen límites que la enfermedad no reconoce. No todas las seccionales son de riesgo. Hay gente que no sabe si tiene que vacunar o no”, opinó Morón.

“Si vacunáramos todo en cuatro años estaría casi todo el rodeo cubierto. Los productores lecheros vacunan, los productores de carne no la tiene como una de sus preocupaciones principales”, opinó Morón.

“Las pérdidas de productividad causadas por brucelosis pueden tener gran importancia, principalmente por descenso en la producción láctea a causa de los abortos. La infertilidad como secuela aumenta el período entre lactancias y prolonga el intervalo interpartos. Produce pérdidas de terneros e interferencias en los planes de cría. Se suma a ello el lucro cesante que sufren las explotaciones por las restricciones sanitarias en el comercio interno y los países para el acceso a mercados externos”, explicó Alfredo Garín, encargado del programa de brucelosis del MGAP.

La OIE la considera entre las enfermedades trasmisibles importantes desde el punto de vista socioeconómico y/o sanitario a nivel nacional y cuyas repercusiones en el comercio internacional de animales y productos de origen animal son considerables. Esto implica regulaciones para el comercio internacional de animales establecidas en el Código Zoosanitario Internacional, explicó Garín.

La propagación de la enfermedad de un rodeo a otro y de una región a otra siempre se debe a desplazamientos de animales infectados hacia un rodeo no infectado. “Los movimientos no controlados de bovinos infectados son una causa de los fallos en los programas de erradicación de la brucelosis”, dijo Garín.

Un ejemplo del impacto y manejo de la enfermedad es el campo de recría San Jorge, en Durazno. Compuesto por 80 productores de Canelones y Flores, y con más de 1.800 vaquillonas, actualmente se encuentra interdicto, se ha prohibido la salida de los animales, de acuerdo a la reglamentación del MGAP en presencia de brucelosis.

En diciembre de 2011 siete casos dieron positivo a los análisis de control. “El MGAP intervino, se vacunó todo el ganado, se siguió sangrando y no ha habido más positivos. Por ocho meses está con interdicción, hay que hacer sangrado cada cuatro meses y que ninguno dé positivo. “Es complicado. Los productores tienen las vaquillonas preñadas y no se pueden sacar. Tuvieron que vender a US$ 900 y salir a comprar a US$ 1.800 y US$ 2.000 para ordeñar. Y eso impacta en todos los predios, en la gente que las tenía para ordeñar”, dijo Fernando Ohleguy, administrador del campo de recría.

Ramiro Díaz, delegado en el Comité de Brucelosis de la SMVU, señaló que en Uruguay “hay muchas fallas operativas en la campaña y problemas de instrumentación. La campaña está cuasi estancada. Nos preocupa mucho porque deberíamos tener mejores resultados de los que hemos logrado. Es una enfermedad muy difícil porque es crónica y las campañas son muy largas”. l
Un problema emergenteUn problema emergente

Un problema emergente

En los últimos dos años ha aumentado en forma marcada la presencia de tuberculosis en predios lecheros. En estos se debe hacer una vez por año una prueba llamada ano caudal, donde se inyecta un reactivo de tuberculina. Pero no hay controles oficiales. “Yo hago análisis de tuberculina desde hace 30 años a unos 10 mil animales, hice unas 300 mil en mi vida. ¿Cuántas veces me controlaron? Ninguna. Si un veterinario no la hace, o la hace mal, nadie se entera, dijo Carlos Morón. En la otra punta de la cadena, “cuando los animales van a frigoríficos, ¿cómo no se detecta? ¿Se detecta y no se denuncia?”, se preguntó Morón.
El aumento en la presencia de tuberculosis llevó a que fuera tomado como tema principal en las últimas Jornadas Uruguayas de Buiatría

Leptospirosis, una bacteria sin control

Al igual que la leucosis, no hay campaña sanitaria para combatir la leptspirosis. En el año 2000, el laboratorio oficial –Dilave– realizó un estudio nacional representativo sobre los rodeos de cría con el apoyo del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA). La leptospirosis, que afecta a los animales y al hombre, en bovinos se asocia a presencia de abortos y a mortandad de terneros, lo que afecta las tasas reproductivas. Las estimaciones de leptospira a nivel del rodeo de carne muestra la presencia de anticuerpos en el 71% de los establecimientos y la prevalencia en bovinos para carne de 38%, según el Planisa. Se trata de una enfermedad febril y una de las zoonosis más importantes, que se transmite al hombre generalmente cuando el agua es contaminada con la orina de un animal infectado y toma contacto con las mucosas del individuo.

Fuentes de Dilave indicaron que a nivel animal el último dato oficial de presencia en los rodeos es de 20%. La muestra fue tomada en 2003, en establecimientos lecheros de la cuenca sur. De las muestras que llegan a Dilave, casi 2.000 por año, aproximadamente el 50% dan reactivas a leptospira, “pero eso no se puede tomar como una prevalencia o incidencia porque son casos sospechosos, y obviamente es una enfermedad que está endémica, que está presente en nuestros rodeos”, dijo la fuente consultada.

Económicamente, es una enfermedad que da alta mortalidad en terneros, afecta los nuevos reemplazos y tiene un impacto porque genera abortos en las vacas, lo que disminuye también los reemplazos. Es una enfermedad vinculada a zonas de bañados o anegadas, que parece estar creciendo en importancia y daño.

Fuente: http://www.elobservador.com.uy



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