Los veterinarios no deben incluir la tos (o su ausencia) al considerar si los perros con enfermedad valvular mitral degenerativa padecen insuficiencia cardíaca congestiva. TAGS: Cardiología veterinaria. Enfermedad valvular mitral. Salud canina. Veterinaria. Clínica de pequeños animales. Medicina veterinaria. Actualización veterinaria. Cardiopatías caninas
La mayoría de los libros de texto veterinarios incluyen la tos como un signo de insuficiencia cardíaca congestiva (ICC) en perros con enfermedad mixomatosa de la válvula mitral (EMVM). Esta afirmación se basa en la observación de que los perros con ICC izquierda (edema pulmonar) suelen toser, y el tratamiento con diuréticos de asa a menudo resuelve la tos junto con la ICC. Sin embargo, los diuréticos de asa, como la furosemida, presentan otras propiedades además de la diuresis, ya que actúan como broncodilatadores (al menos en gatos y humanos) y poseen propiedades antiinflamatorias, inmunosupresoras y antitusivas. Por lo tanto, la resolución de la tos podría ser una coincidencia, debida a estos efectos secundarios, en lugar de ser el resultado de la resolución del edema pulmonar. De hecho, observaciones no publicadas en perros con enfermedad primaria de las vías respiratorias grandes sugieren que la furosemida puede mejorar o resolver la tos independientemente de la causa.
Diversos estudios han examinado, directa o indirectamente, la tos en perros con enfermedad valvular mitral degenerativa (EVM). Un estudio halló que la dilatación de la aurícula izquierda, pero no la insuficiencia cardíaca congestiva (ICC), aumentaba la probabilidad de tos. Un segundo estudio, realizado con perros que tosían con y sin dilatación de la aurícula izquierda, no encontró diferencias en la probabilidad de tos; sin embargo, este estudio no se diseñó para abordar la cuestión de la probabilidad, dado que todos los perros participantes tosían.
Un tercer estudio, que examinó los predictores ecocardiográficos de ICC, observó que aproximadamente el 43 % de los perros con EVM subclínica tosían, porcentaje que aumentaba al 84 % en los perros con ICC. No obstante, estos autores no evaluaron el efecto del tamaño auricular, y los perros con enfermedad subclínica presentaban, según los datos presentados, una enfermedad relativamente leve. Finalmente, un estudio reciente sugirió que los radiólogos no podían predecir con precisión la tos a partir de la compresión bronquial en perros con una marcada dilatación de la aurícula izquierda. Por lo tanto, aún no se ha determinado si un cierto grado de dilatación auricular o la presencia de ICC aumenta la probabilidad de tos.
Edema pulmonar y tos en perros con enfermedad de la válvula mitral
Por consiguiente, un estudio de EE. UU. propuso examinar el efecto del tamaño de la aurícula izquierda y la presencia o ausencia de insuficiencia cardíaca congestiva (ICC) en perros de razas pequeñas con valvulopatía mitral sobre la probabilidad de toser. La hipótesis fue que la probabilidad de toser aumentaría con el incremento del tamaño de la aurícula izquierda, pero no con la presencia de ICC.
Se analizaron los datos de dos estudios previos, tanto de forma individual como conjunta. Se compararon las proporciones de perros que tosían en cada grado de dilatación de la aurícula izquierda (ausente, leve, moderada y grave) en todos los perros, independientemente de su estado clínico, en perros con enfermedad subclínica y en perros con insuficiencia cardíaca congestiva (ICC). Mediante regresión logística binomial se examinó si la tos o la dilatación de la aurícula izquierda predecían la presencia de tos.
Se incluyeron 352 perros con distintos grados de dilatación de la aurícula izquierda procedentes de los dos estudios. Solo la dilatación grave de la aurícula izquierda (relación aurícula izquierda/aorta > 2,29) se asoció con una mayor probabilidad de tos en perros con enfermedad valvular mitral degenerativa (EVM). Los perros con grados menores de dilatación de la aurícula izquierda presentaron probabilidades de toser similares a las de los perros sin dilatación de la aurícula izquierda. La insuficiencia cardíaca congestiva no resultó ser un factor predictivo independiente de la tos.
“Al examinar los gráficos de perros con insuficiencia cardíaca congestiva, solo aquellos con dilatación auricular izquierda grave presentaron una mayor probabilidad de toser, mientras que los perros con aurículas izquierdas más pequeñas que gravemente dilatadas mostraron probabilidades similares de toser, sin diferencias visuales significativas con respecto a los perros con enfermedad subclínica y niveles similares de dilatación auricular izquierda”, matizaron los autores. Además, al comparar perros con ICC con perros con enfermedad valvular mitral degenerativa subclínica (EVM) en función de los grados de dilatación auricular izquierda, las proporciones de perros que tosían fueron similares para cada grado de dilatación auricular izquierda, independientemente del estado clínico (presencia o ausencia de ICC).
Dilatación de la aurícula izquierda y tos
“Nuestro estudio confirmó que la dilatación de la aurícula izquierda, pero no la insuficiencia cardíaca congestiva (ICC), aumentaba la probabilidad de tos en perros de razas pequeñas con valvulopatía mitral”. Del mismo modo, añadieron que esta probabilidad aumenta únicamente en perros con dilatación grave de la aurícula izquierda, pero no en casos leves o moderados, y que “esta observación se mantiene tanto en perros con enfermedad subclínica como en perros con ICC”.
Así, sentencian que “este trabajo debería desmentir la idea de que el edema pulmonar causa tos en perros con enfermedad de la válvula mitral; de hecho, los veterinarios deberían ignorar la presencia de tos al diagnosticar insuficiencia cardíaca congestiva (ICC) en perros con esta enfermedad”. En concreto, “no pueden asumir que un perro con tos y soplo cardíaco padece ICC, un error diagnóstico frecuente en la práctica clínica general”.
A modo de resumen, concluyen indicando que estos datos sugieren que la dilatación auricular izquierda grave en perros de razas pequeñas con valvulopatía mitral, pero no la presencia de insuficiencia cardíaca congestiva (ICC), aumenta la probabilidad de tos. Por consiguiente, “los veterinarios no deben basarse en la tos, ni en su resolución con diuréticos, como indicativos de un diagnóstico clínico de ICC en perros con valvulopatía mitral degenerativa, sino que deben utilizar otros hallazgos para confirmar el diagnóstico”.
Fuente: www.diarioveterinario.com




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