Así transcurría el Primer Simposio Valor Ganadero

Invitado por ACA, ente organizador del simposio, Vet comunicaciones participó de este evento destacado no solo por la organización y el nivel de los disertantes sino también por la propuesta innovadora que significó unir en un mismo espacio la reflexión filosófica con los aspectos más técnicos de la producción ganadera.

Simposio Valor Ganadero como espacio de encuentro, como posibilidad de reflexión. La filosofía y los aspectos técnicos de la ganadería, aparentemente tan distantes, se presentaron en este simposio para permitirnos reflexionar acerca de esta interrelación, de la importancia de volver a pensar y pensarnos en relación a los modos de producción, al presente, a las estrategias a seguir y re-estructurarnos para afrontar los desafíos.
Los problemas van cambiando y se complejizan. ¿Tenemos la capacidad de cambiar para dar nuevas respuestas a nuevos (y viejos) problemas? ¿Estamos preparados para dar respuesta de manera colectiva a los problemas que se presentan?
Con más de 450 asistentes -productores, estudiantes y técnicos- de distintas provincias del país así como también de Uruguay, Brasil y Paraguay, comenzó el Primer Simposio Valor Ganadero (VG), organizado por la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA), en el complejo Puerto Norte, Rosario, Santa Fe. Entrevistas y fotos al final de la nota.

Así transcurría el simposio:

Cómo complementar los nuevos conocimientos con la experiencia adquirida en la producción ganadera

Valor Ganadero es un concepto elaborado por ACA con el objetivo de integrar la producción de todos sus insumos ganaderos, generando una sistematización de sus procesos dentro de la empresa. Y también abordando la actividad de manera integral, incluyendo sus aspectos técnicos, productivos, económicos y sociales.

Así lo explicó el Ing. Agr. Marco Prenna, Subgerente del Departamento de Insumos Agropecuarios de ACA, quien señaló que entre los objetivos de VG figura comunicar al universo de productores bovinos el gran conjunto de conocimientos técnicos disponibles para mejorar la producción de carne y leche.

“Creemos que hay una falencia en la comunicación de los conocimientos técnicos, lo que se traduce en un retraso en su implementación. Por eso, estamos instalando una matriz comunicacional a través de Internet, las redes sociales y eventos de capacitación como este. Más allá de cuestiones políticas, para cubrir la creciente demanda mundial de proteínas animales hay mucho que depende de nosotros. Son cambios estructurales profundos que vienen para quedarse y tenemos que estar preparados para responder”, sostuvo. Escuchar entrevista al final de la nota.

Tradición e innovación: la gestión de una tensión permanente.
El filósofo Raúl Motta, investigador de la Universidad del Salvador (USAL) y la Unesco, hijo de una familia tambera de la zona de Junín y General Viamonte, en el noroeste bonaerense, inició el Eje Filosófico del Simposio disertando sobre “La relación entre tradición e innovación en las sociedades complejas. La ganadería argentina: el sostenimiento de una pasión estratega”.
Motta explicó que siempre la innovación tiene su cuota de riesgo y puede perderse algo de la experiencia acumulada y que innovar es relacionar cosas cuya relación otros no ven o vinculan cosas que a priori no tienen relación. El desafío del futuro es saber gestionar el conocimiento que -al igual que la innovación- es el valor más importante y lo más caro del proceso económico. El pensamiento debe ser tomado como una herramienta de innovación, para saber qué hacer con nuestra experiencia ante los nuevos desafíos. Es decir que hay que pensar en el momento justo y de la manera correcta, precisó.

El desafío es cómo pararse frente a la tensión experiencia - innovación. En la actualidad la humanidad maneja conocimientos compartimentados que cuesta mucho integrar. “Se ha producido una ruptura muy fuerte entre la juventud planetaria y las generaciones mayores. Hay una sensibilidad juvenil nueva que está totalmente escindida de sus mayores. Esto genera problemas entre jóvenes y sus padres. El aula se ha transformado en una guerra generacional por incomprensión mutua”, señaló Motta.
Definió a la tradición como un sistema de contención que da pertenencia, identidad y sustentabilidad y a la innovación como la búsqueda de caminos distintos para separar cosas que antes iban unidas. Dijo que “hay que lograr un equilibrio político entre ambos valores y que esa tensión debe articularse permanentemente”.
Para gestionar esa tensión en cualquier sector productivo, incluido el ganadero, debe contemplarse una estrategia que incluya procesos de adaptación, adecuación, adopción y anticipación. Y mencionó cuatro pares de conceptos opuestos pero complementarios y no excluyentes, que explican la resolución del conflicto. Son ellos: tradición – innovación, conservación – revolución, pasión – conocimiento, y programación – estrategia. “Combinar estos pares de opuestos es producir una estrategia de alto impacto”, sentenció.

Tradición y pasión ganaderas
Motta recordó que la tradición tiene un fuerte arraigo en la ganadería por tratarse de una actividad milenaria que provocó una transformación social en la humanidad muy importante. Pero debe estar en equilibrio permanente con la innovación porque sostener una innovación nos puede perjudicar. Y lo mismo puede pasar con la innovación si la introducción al proceso productivo no se realiza adecuadamente.
El par conservación – revolución parece conceptualmente una dupla irreconciliable, al menos desde el punto de vista ideológico - político. Pero a veces, para conservar hay que revolucionar y viceversa. Porque, por ejemplo, sin revolucionar la manera de producir y la cultura, no se podrá conservar el ambiente.
El ganadero es pasional. Y aquí aparece el manejo de la pasión versus el conocimiento. “La pasión es aquello que amamos y como tal lo queremos atrapar y dominar. Y muchas veces las ideas tomadas por la pasión terminan poseyendo al hombre. Y al enfrentarla a otra idea nos enfurece y -en vez de servir para reflexionar- nos domina y no nos deja ver la realidad. No se puede vivir sin pasiones, pero tampoco sólo de ellas. Allí aparece el conocimiento que con sus novedades continuas siempre va a atentar contra otros conceptos anteriores que el hombre posee y de los que no puede desprenderse. Así la pasión muchas veces conduce a no ver los cambios ni las nuevas necesidades y a no escuchar. Pero también es cierto que el conocimiento sin pasión no produce nada y es aburrido. El conocimiento puede servir para saber cómo contener o conducir esa pasión por lo que hacemos”, explicó Motta.
Finalmente, la dupla programa – estrategia plantea inconvenientes muy serios en economía, política y educación. Un programa es un sistema que responde igual ante un mismo problema. Pero, ¿qué pasa si cambia el problema, si es distinto o inédito?. Cuando cambian los problemas hay que cambiar el programa. El hombre no tiene capacidad de cambiar rápidamente usos y costumbres y allí reside otra dificultad a resolver. Es decir que el desafío es dar nuevas respuestas a los nuevos problemas. Escuchar entrevista al final de la nota.

Una experiencia educativa destacable
Cerrando el Eje Filosófico del Simposio, el Ing. Agr. Mario Huber, Director del Centro Agrotécnico Regional (CAR) de Venado Tuerto, Santa Fe se refirió al desafío de las escuelas técnicas. Para ello su exposición se basó en su testimonio como directivo de un establecimiento educativo fundado hace 47 años por 17 cooperativas agropecuarias, que trabaja buscando excelencia y privilegiando la transmisión de valores, entre ellos, la cultura del trabajo.
El CAR, fundado como escuela de nivel medio actualmente incluye también educación inicial y primaria agroecológica. Todos esos niveles tienen en su conjunto unos 450 alumnos de 4 provincias argentinas. Entre sus objetivos figuran brindar próximamente carreras terciarias. Para ello tomaron ejemplo de escuelas agrícolas de Finlandia, Francia y Estados Unidos.
La escuela se autoabastece de todos los alimentos que elaboran sus alumnos. Cuenta con explotación agrícola, ganadera, avícola, porcina y tambo. Además, talleres de carpintería y cerámica, industria láctea (quesería) y fábricas de alimentos balanceados, en las que trabajan sus alumnos como parte de sus prácticas curriculares. Todas estas actividades se complementan con actividades artísticas y deportivas.

Claves a considerar en las producciones ganaderas del futuro

El rol de la genética y las expectativas locales e internacionales para las producciones de carne y leche fueron algunos de los temas abordados en la primera jornada del Simposio Valor Ganadero.

El Eje Técnico del Primer Simposio Valor Ganadero incorporó la visión de un grupo de expertos en materia de perspectivas ligadas no sólo a los mercados de carne y leche, sino también a la importancia de incorporar tecnología en los rodeos.

Avances en genética bovina
Esta parte del módulo fue llevada adelante por el médico veterinario Claudio Fioretti, ex director de genética en Cabaña Las Lilas y actualmente dedicado a la consultoría privada, quien destacó la importancia de tres métodos de evaluación por medio de los cuales “el productor puede generar información útil para tomar decisiones que impacten en la productividad de los planteos ganaderos y, por ende, el resto de la cadena de valor”.
Destacando que estas técnicas tienen implicancia práctica, biológica, productiva y económica, Fioretti hizo un primer análisis en cuanto al uso de los DEPS -diferencias esperadas entre progenie-. “Es la herramienta más importante para introducir cambios en los rodeos”, sostuvo.
En ese marco, el profesional resaltó la necesidad de medir los atributos de los toros en relación a las bondades que transmiten por medio de su descendencia: “Lo que verdaderamente importa es lo que el animal deja en el campo: debe donar mérito genético”, explicó. Y agregó: “El 90% de los cambios genéticos se logra a través del aporte de los machos”.
Además, detalló indicadores económicos de importancia y avanzó sobre uno específicamente, ligado a los niveles de crecimiento de los animales.
“Cuando nos referimos a la velocidad de crecimiento, debemos considerar cuál es el tamaño que esperamos que los animales alcancen. Este tipo de variables es de las más rentables a seleccionar”, expresó.
A la hora de avanzar sobre los denominados “índices bio económicos” a tener en cuenta, Fioretti explicó que si bien suele apuntarse a maximizar temas como los pesos al destete y finales, poco se avanza sobre el análisis ligado a los insumos. “Este tipo de indicadores mide diferencias de beneficios netos anuales esperados por vaca en producción. Tema clave si consideramos la necesidad de convertir a la ganadería en una actividad competitiva frente a la producción de cerdos y/o aves, con las cuales cada vez competiremos en mayor medida por la superficie y el alimento”, reforzó.
Por último y en relación a la “selección genómica de caracteres cuantitativos de importancia económica”, el disertante destacó aspectos a considerar como la eficiencia de conversión alimenticia y las pruebas de progenie.

“Es clave que la ganadería pueda ser más competitiva frente a otras actividades, para lo cual el avance genético juega un rol muy importante. En ese marco, aún tenemos la asignatura pendiente de lograr mayores avances en los rodeos comerciales o de cría”, concluyó Claudio Fioretti.

Mercados ganaderos
La temática fue desarrollada por el Lic. Ignacio Iriarte, director de la Revista Informe Ganadero, quien destacó que la actividad se encuentra atravesando un prolongado proceso de transición. “Nuestra ganadería está estancada desde hace 40 años en términos productivos”, explicó.
Más allá de esto, el analista destacó la reciente aprobación de la Cuota 481 por medio de la cual Argentina podrá exportar cortes de valor a la Unión Europea, sin los aranceles que actualmente se contemplan en la Cuota Hilton, por ejemplo. “Además de esto, es muy probable que nuestras carnes vuelvan a comercializarse nuevamente en los Estados Unidos antes de fin de año”, explicó Iriarte, tras resaltar las posibilidades exportadoras que se potenciarán también para el sector en Rusia y, fundamentalmente, China.
“A nivel internacional, y mientras el resto de los comodities ven caer sus precios, el valor de la carne sigue subiendo”, mencionó el analista.
Y profundizó: “En el mundo cada vez se comercializa más carne y se produce menos. Y esto tiene que ver con distintas cuestiones como pueden ser la competencia por la superficie, el costo de la tierra y una escasa renovación de productores, todas problemáticas comunes en distintos países del mundo”.
Por último, Iriarte concluyó: “La bala de plata para la ganadería argentina está vinculada a poder sumarle kilos a los mismos animales que hoy estamos mandando a faena a menos de un año de su nacimiento”.

Nuevos desafíos para una lechería con proyección mundial
Culminando el panel técnico, el Ing. Agr. Santiago Fariña -coordinador de la Comisión de Lechería de AACREA- dio su visión respecto del futuro de la producción láctea en nuestro país.
“La volatilidad en los precios llegó para quedarse y un claro ejemplo de ello es el caso de la leche en polvo entera, principal producto que exporta nuestro país”, explicó el profesional, resaltando el rol clave que ocupa Argentina como sexto exportador de lácteos a nivel global.
Más allá de esto y de analizar las proyecciones a futuro de países como China, Estados Unidos y también los agrupados en la Unión Europea, Fariña compartió los resultados de un trabajo realizado desde AACREA en las 21 Cuencas del país (años 2011 – 2012). “Vemos que la brecha que existe entre las empresas en materia de costos es muy alta, llegando hasta el 100%”, explicó. Y agregó: “La variable que mayormente se asoció con el éxito de los establecimientos analizados fue aquella ligada a los litros libres que se logran tras cubrir la suplementación por hectárea”.
Además, el profesional destacó la necesidad de que nuestro país avance en definir un sistema propio de producción, por medio del cual se logre optimizar la relación grano – leche.

Por otra parte, el representante de AACREA subrayó la necesidad de que el sector genere mejoras para con el personal de tambo, “comprendiendo las diferencias reales que existen entre las generaciones actuales y las del pasado. No podemos desconocer que casi el 50% de estas personas actualmente tiene menos de 30 años”. Y agregó: “Será clave avanzar en adecuar las instalaciones a la realidad actual de la producción”.
Por último, Fariña sostuvo que se debe comenzar a avanzar en materia del cuidado del medio ambiente, haciéndole frente a temas como el manejo de efluentes y los gases de efecto invernadero.

Volver a las fuentes

Varias décadas atrás era común que las explotaciones agropecuarias pampeanas fueran mixtas, con lotes agrícolas y ganaderos. La expansión de la agricultura y el desplazamiento de la ganadería hacia el Norte trajo consigo la falsa dicotomía entre una u otra actividad, según la zona a considerar. Dos ejemplos presentados en el Primer Simposio Valor Ganadero mostraron cómo en plena Zona Núcleo y en el Sudeste bonaerense se puede volver a hacer exitosamente lo que quizás nunca se debió abandonar.

Los Ings. Agrs. Carlos y Alberto Bunge, hermanos y propietarios de la empresa AGROCASEA, presentaron en su disertación titulada “Cría eficiente y rentable en zonas agrícolas”, el caso de su Establecimiento La Merced, de Pergamino, provincia de Buenos Aires, donde luego de años de agricultura continua, hace 10 empezaron a hacer ganadería para aprovechar lotes no agrícolas y diversificar riesgos, demostrando que es posible hacer soja y vacas.
Explicaron como en 262 hectáreas -con un esquema 70 % agrícola y 30% ganadero- logran rentabilidad en ambos rubros, en una escala de mediana a chica. Buena parte del campo está compuesto de lotes bajos con cañadones que producen problemas de alcalinidad y salinidad quitándole toda aptitud agrícola. Para ganadería utilizan 48 hectáreas de pasturas y 35 hectáreas de campo natural, que se incorporaron al sistema productivo al no ser opción para la agricultura. Actualmente cuenta con 275 cabezas que llegarían a más de 400, luego de la próxima parición.
La alimentación del ganado se compone de un 30% de pasturas a base de alfalfa, 26% de campo natural, 13 % de verdeos de invierno a base de raigrás y el resto de rastrojo agrícola levemente pastoreado. La carga promedio es de 2 cabezas por hectárea, siendo la máxima de 4 vacas por hectárea, en pasturas de alfalfa en primavera-verano.
Para lograr este esquema, destinaron el 20% de los lotes de aptitud agrícola a implantar pasturas en base a alfalfa, resultado final de “discusiones eternas entre los socios”, según los dichos de Alberto Bunge.
El rodeo es cerrado, sin compras externas, con entore precoz, inseminación artificial a tiempo fijo y destete convencional. Aplican un plan sanitario anual que les garantiza un rodeo libre de enfermedades venéreas. También utilizan vacunas antidiarreicas y antiabortivas en forma preventiva y rotan las drogas usadas como antiparisatarios.
Para Bunge, es muy importante la gestión de parámetros económicos productivos. Señaló que hay que aumentar la eficiencia de cosecha del pasto por parte de los animales. Para ello practican pastoreo rotativo con parcelas muy chicas y fertilizan las pasturas. También suplementan con rollos y silaje de maíz. Con este esquema han alcanzado una producción de 290 a 300 kg de carne/ha, en últimos 2 años.

Sumar, planificar y aprender a medir
El Ing. Agr. Gustavo Almassio, Premio Testimonios Clarín Rural 2014, comenzó explicando por qué le puso a su disertación el título “Agricultura y ganadería integradas: mas ‘y’ que ‘o’”. Lo hizo diciendo que “en la Argentina tenemos una gran adicción por las antinomias que no conducen a nada, situación que también se da en el campo: entre agricultura y ganadería, tambo encerrado o pastoril y muchas otras cuestiones que integrarían una larga lista”.
Almassio sostuvo que la ganadería es pasión y que hacerla o no depende no tanto del suelo sino de cuánto el productor pueda involucrarse en un planteo ganadero: si tiene empleados, equipo, tiempo disponible y de su grado de preparación para afrontar la explotación. En ganadería todo sirve: pasturas, verdeos, silaje, rollos, grano, a campo y a corral. Debe ser ‘y’ en vez de ‘o’. Son discusiones que no conducen a nada y en las que se pierde mucho tiempo. Estamos en la Argentina, donde siempre hay que tener un plan a, b, c y mucha flexibilidad.
“La ganadería implica planificación a largo plazo. Y lo que hay que transmitir a los productores y profesionales es aprender a usar datos, a medir y que las decisiones se tomen sobre bases concretas y no según sensaciones o estados de ánimo. Hay que elegir los animales, no sólo por fenotipo sino también con datos genéticos”, señaló.
Almassio explicó como en su campo de San Cayetano, realizan ciclo completo con cría, servicio de primavera, invernada con feedlot, usando verdeos, suplementación y encierre y novillos en post temporada.
Destacó que en el Sudeste la inclusión de la ganadería es ventajosa porque en campos agrícolas la oferta forrajera se achica en primavera, cuando los lotes van a los cultivos de cosecha gruesa. También porque la soja de segunda sobre trigo allí es de muy alto riesgo por las heladas. Y porque además se da un mejor aprovechamiento del agua disponible en otoño invierno y hay mayor control de rama negra en invierno.
Por último, citó que en esta zona la cadena forrajera se compone de bajos, verdeos, rollos, silajes de cebada, trigo y sorgo. Y en cuanto a la rentabilidad de la ganadería en la región dijo que hay que analizar cada caso y, sobre todo, aprender a medir, situación que calificó como gran falencia de la ganadería argentina.
Finalmente sostuvo que “hay que potenciar el sistema mixto en siembra directa, diversificar e integrar” y que “tiene que haber mentalidad agrícola en ganadería”. Y en cuanto a la pasión por la actividad sostuvo que ella es el combustible para seguir en los momentos difíciles.

Fotos en archivo adjunto.

Fuente de crónicas y fotos: Paula Vázquez

ENTREVISTAS

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